Con un gol de Bennacer, el Milán consiguió reducir a un Nápoles (1-0) que comenzó intratable y acecha unas semifinales que tendrá que sellar en el Diego Armando Maradona.
Saltó el Nápoles fresco, sin temores, sin presión. Fue un torbellino -contra un equipo que le endosó un 0-4 hace dos semanas-, con varias ocasiones, amedrentando al Milan en la ‘Scala’ del fútbol.
Fue tan potente el inicio de los ‘azzurri’ que Kvaratskhelia tuvo la más clara para los suyos cuando no se había cumplido el minuto de partido. Superado Maignan por un centro lateral mal defendido por la zaga milanista.
El dominio de los de Spalletti era incontestable, pero al técnico se le veía nervioso en el banquillo, consciente de que había dejado pasar la oportunidad de ponerse por delante, sabedor de que en cualquier momento el Milan podía despertar.
Poco a poco, el inicio amenazante del Nápoles pareció ir quedando muy lejano, hasta que Brahim se encargó de que se olvidara por completo gracias a su calidad, esta vez con un regate con el que dejó plantados a Lobotka y Mario Rui en el centro del campo.
No falló el argelino la ocasión y fusiló a Meret para abrir el marcador.
El tanto noqueó al Nápoles a falta de cinco minutos para el descanso y el Milán tomó el mando. El Nápoles agachó la cabeza y esperó con ansia el descanso, no sin antes ver como Kjaer estrellaba su testarazo en el larguero, en lo que pudo ser el 2-0.
Intentó reconducir el conjunto napolitano con otro inicio intenso en el segundo acto, pero el Milán salió preparado, con confianza, crecido en su fortín, dispuesto a amarrar un resultado clave para poder estar en semifinales.
Notiespartano/Líder