Morel Rodríguez Ávila en repetidas oportunidades durante su campaña electoral, lo prometió. En pocas pero definitivas palabras, y en variados escenarios, no solo en los sectores de la economía, siempre fundamentales para el crecimiento, el ahora gobernador dijo que abriría las puertas de Nueva Esparta al mundo.
También lo garantiza en los pueblos y barriadas de Margarita y Coche, porque todos los insulares por igual tienen pleno y total derecho a saber que ellos son los protagonistas principales del esfuerzo que el gobierno regional realiza en tan importantes menesteres.
Eso de abrirle las puertas al mundo es muy significativo dentro del proceso de progreso y desarrollo que emprendió con mucha fuerza días después de jurar, al recibir a los embajadores que escucharon muy atentamente sus propuestas de establecer las mejores relaciones, siempre de acuerdo con la Cancillería de la República.
Una serie de planificadas propuestas que, en resumen, buscan el establecimiento de programas que vayan en beneficio de ambos firmantes, que establecerán las líneas maestras para la implementación de realidades, específicamente en materia de turismo.
Lo proyectado, seriamente estudiado por el gobernador, con la responsabilidad que manifiesta en cada una de sus propuestas y el empeño puesto en su realización, muestran que tendrá buen fin y, pronto se concretarán, siempre y cuando el ministerio del exterior venezolano lo autorice.
Pero Morel tiene a su favor la buena voluntad del señor presidente, dispuesto como personalmente lo prometiera los primeros días de gobierno, cuando le recibió en el despacho presidencial; promesa que toda Nueva Esparta le agradeció al jefe del Estado.
Margarita vive de la pesca, del comercio y del turismo, sin duda alguna, en ese trípode descansa su economía. En el reciente pasado, todos lo sabemos, la mayoría de las cosas no le salieron bien ni a los neoespartanos ni a al propio gobierno central. Hubo errores, olvidos, mal manejo por parte de los dos últimos gobernantes regionales.
También sabemos, que con la llegada, de Morel al poder, porque así lo quiso la mayoría, definitivamente se comenzó a sentir un cambio. Por lo menos se demostró que en el pueblo renació la esperanza, la fe y la confianza. Poco a poco se va arreglando lo importante. Los insulares están contentos. Hasta ahora, de éxito en éxito, su gobernador anda solucionando problemas.
Sin duda que la problemática insular es alta y dura. Fueron casi diez largos años de penurias, desmesuradas las cifras que miden el alza de la pobreza crítica, del hambre principalmente, de la ausencia de servicios públicos realmente eficaces. En fin, de todo.
De allí que el programa de gobierno garantiza la más amplia cobertura a ser puesta al servicio de las comunidades para reducir las carencias sociales y económicas del pueblo insular; que no son promesas al voleo transcritas al papel de las conveniencias para dormir después el sueño de los justos. No. Se cumplirán. De eso nadie duda.
Fueron propuestas bien pensadas para atacar cada situación, con orden, con acción y disposición bien medida. Para ello, Morel busca el apoyo, la ayuda y, los posibles acuerdos sobre turismo vienen a facilitarle a Margarita, Cocha y Cubagua un aporte fundamental nada desdeñable.
Contamos con una red de hoteles y posadas; de gente especializada para implementar planes; vendrán de nuevo los inversionistas, en suma, habrá crecimiento palpable y eso es lo bueno.
Los margariteños, siempre emprendedores, gente de trabajo, honestos y serviciales, y la gente venida de tierra firme y del extranjero, están dispuestos a renovar bríos y, en conjunto, a comenzar de nuevo.
La Cámara que los afilia tiene puestas sus esperanzas en la propuesta de Morel. Todas le apoyan. Esa unión es buena en todo sentido. Y que sirva de ejemplo a la anhelada Unidad Nacional, la de la paz, la de la tranquilidad que, democráticamente, tanto buscamos los venezolanos.
AngelCiroGuerrero