La poética Toscana; tierra soleada con hermosas campiñas de viñedos. ¿Te gustaría escaparte a esta región del noroeste de Italia?
La región de Toscana es una de las más importantes de Italia por su patrimonio artístico, histórico, económico, cultural y geográfico. Aquí te mostramos algunos de sus pueblos más bonitos.
Anghiari, el decorado perfecto
En la provincia de Arezzo encontramos este idílico pueblo de la Toscana. Prepara un calzado adecuado para recorrer sus empinadas calles llenas de cuestas. Deléitate también con sus casas centenarias, torres defensivas y algún que otro campanario que sobresale en el paisaje.
Arraigado sobre un emplazamiento romano, este pueblo mágico de casas aglomeradas es el punto de partida ideal. Entre los sitios que ver en Anghiari destaca principalmente el monasterio de San Bartolomeo, siendo uno de los dos monumentos medievales más simbólicos. Lo acompaña la iglesia de la Badia, la cual sobresale entre la gran cantidad de oratorios y palacios con diseños de la era medieval.
San Gimignano, el pueblo de las altas torres
A 35 minutos en coche, desde la ciudad de Siena, o desde Florencia, encontrarás este precioso pueblo fundado en el siglo III a. C. por los etruscos. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, este maravilloso poblado es famoso, sobre todo, por su arquitectura medieval y por sus altas torres.
Se trata de uno de los pueblos de la Toscana con más concurrencia turística debido a su atractivo visual, además de que es uno de los pueblos más bonitos de Italia. Ubicado a 324 metros sobre el nivel del mar, San Gimignano destaca en el valle de Elsa gracias a sus 14 torres que deslumbran en el horizonte.
Si bien en sus inicios el pueblo albergaba hasta 71 torres, la gran mayoría se han ido deteriorando con el tiempo. Sin embargo, la localidad aún mantiene diferentes monumentos como la Collegiata, una catedral del siglo XII, el Palazzo del Popolo y la iglesia de San Agustino. Todos estos puntos son una parada obligatoria en la visita de uno de los pueblos más bonitos de la Toscana.
Volterra, uno de los pueblos de la Toscana con más historia
La histórica ciudadela, rodeada por un sólido círculo de murallas, se erige en la cima de una colina. Volterra es otro de los pueblos de Italia más bonitos. Se encuentra en la provincia de Pisa, en el corazón de Toscana, a escasa distancia de San Gimignano y de Siena. Es considerada como un santuario viviente de la arquitectura y del arte de los distintos períodos etruscos, romanos, medievales y renacentistas.
Por todo esto, es considerado uno de los pueblos con encanto de la Toscana, visitado más que nada por su pasado etrusco. Es mucho más pequeño que las localidades mencionadas anteriormente, pero eso no quita el hecho de que su simplicidad y estilo colorido llamen la atención de los turistas. El punto más atractivo es el teatro romano, al igual que las murallas que cubren todo el casco histórico que sirven como miradores excepcionales.
Monteriggioni, de los mejores pueblos de la Toscana
Viendo sus pequeños jardines, plazas y otros rincones entendemos que se eligiera como lugar de rodaje para increíbles películas como La vida es bella, Gladiator o El Paciente Inglés. Si vas por la Toscana, no puedes perderte este hermoso pueblo medieval amurallado.
Se encuentra ubicado entre Siena y Florencia, rodeado de grandes murallas y torres medievales de gran altura que sirven de vista al pasado. Sus edificaciones se han conservado desde que fueron levantadas a mediados del siglo XIII, sirviendo como un viaje en el tiempo hacia los tiempos de la República de Siena.
Pienza, la ciudad renacentista más pequeña del mundo
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, este bello pueblo italiano es la ciudad renacentista más pequeña del mundo. Visita el Duomo (la catedral) y sus increíbles palacios, como el Palazzo Borgia, el Palazzo Comunale y el Palazzo Piccolomini.
Pienza alberga toda la magia de la Toscana, que se encuentra ubicada entre colinas zigzagueantes plagadas de cipreses. Este pueblo tiene su origen en el siglo XV a la idea del Papa Piccolomini de transformar un pequeño poblado en una ciudad modelo del renacimiento. Todas sus calles conducen a un mismo destino, a la plaza principal donde se alza la Catedral o el Duomo, cuyos alrededores son el lugar perfecto para degustar del queso pecorino. Uno de los parajes imprescindibles es su maravilloso mirador, del cual se obtienen vistas asombrosas del Valle di Orcia.
Notiespartano/ElViajeroFeliz