A Ramoncito Fermín el esposo de Magdalena Medina y padre de mis amigos Andrés, Ramon “Chiqui” y Manolo se le ocurrió hacer el libro de su vida con el título de “Nacidos para Amar”.
En ese texto el redoblantero mayor de La Asunción y profesor de Literatura se metió en su alter ego para contar sus vivencias de vida que terminaron siempre en el amor que le profesó por siempre a su amada Magdalena.
Eligió como espacios de su obra a Puerto Cabello, en tierras cabrialenses donde transitan como turistas Don José Luis Salas y María Vilas que conocen a un chofer llamado Carlos que se convierte en su guía en tierras porteñas.
A su paso por Puerto Cabello quisieron conocer su gastronomía y el chofer de su confianza los llevó a la ciudad de Valencia a conocer la tierra del Cabriales.
Se narra el paseo por Puerto Cabello y Valencia y las intimidades de la vida de los Salas y de Carlitos el chofer y su esposa Milagros.
Buscando desarrollo esa pareja de españoles fueron hasta Mérida, la Ciudad de Los Caballeros, luego al Vigía y a Ejido en busca de un lugar ideal para establecerse y hacer empresa.
En ese pueblo compraron una casa con terreno para instalar el taller mecánico más moderno de Ejido “EL Taller Don Pepe” un modelo de industria automotriz que dejó huellas profundas en El Vigía y que revolucionó la forma de hacer negocios.
En la descripción del Taller Don Pepe y el parto de Carmiña la morosidad narrativa y manera de describir el ambiente dejaron muestras de la capacidad narrativa del profesor de literatura Ramón Fermín Prieto que en sus vivencias creadas dibujó la esencia en una especia de espejo hablado que marcó parte de la historia de su vida.
Es una obra donde el autor utilizó el diálogo y las conversaciones como una marca particular por el excesivo matiz dialogal que le permitió al autor crear conversaciones para darle con verbos de movimiento una azarosa imagen al amor de los seres humanos.
En esta obra de los afectos Don José se entregó a las amistades con pasión al nombrar a sus amigos más cercanos como los padrinos de Carlos José su hijo en las figuras de Cañizales y su esposa Lucía y el doctor Molina y su esposa Teresa como sus otros padrinos.
De esa manera el inquieto empresario español le rindió culto a la amistad de los amigos que le tendieron la mano cuando llegó a ese pueblo desconocido para ellos.
“No sé tú, me gustaría que los padrinos se compartan entre las dos familias que más hemos tratado. Te explico el doctor Cañizales sería el padrino y la señora Lucía la madrina o viceversa; el doctor Molina el padrino y la señora Teresa la madrina”.
A los tres meses su esposa Carmiña quedó en estado de nuevo para que naciera su hija Guadalupe que se graduó de maestra y se casó con su vecino Manuel el hijo de los Molina.
Y en la narración del amor de Carlos su hijo y Violeta el autor se desviste por primera vez al identificarse con el personaje Carlos al señalar en la voz de Violeta “Tú en vez de ser ingeniero mecánico, más bien pareces profesor der Literatura. No es eso Violeta es que tu belleza le inspira a uno a esculpir bellas palabras”.
La mayor parte de los capítulos fue trabajada por el autor Ramón Fermín Prieto describiendo con detalles los amores de Carlos y Carmiña, de Guadalupe y Manuel, de Los Molina, del doctor Cañízales y Lucía, de Molina y Teresa y por último de Carlos y Violeta.
Todas esas relaciones estuvieron navegando sobre las aguas del amor de la mano del lápiz del narrador Ramoncito Fermín que inundó de pasión por la vida su novela dialogada que manejó con gran maestría para dejar una clara muestra de su capacidad narrativa.
Pero como toda la novela no podía ser felicidad se produjo la muerte de Don Carlos lo que desencadenó la desaparición del taller y Carlos y Violeta fueron a trabajar en Telares el Vigía y al poco tiempo murieron en un accidente y dejaron a Néstor José huérfano.
Al poco tiempo estaba el autor de la obra poniendo de nuevo en el tapete el amor de Néstor José y Leonor Abreu.
Las muestras textuales dejadas en el texto muestran al profesor Ramoncito Fermín como protagonista que narra desde afuera como narrador omnisciente cuando dice y se muestra en carne y huesos al decir “No te preocupes y quédate tranquila, cuando Víctor se gradúe nos vamos a vivir a Margarita”.
“En las vacaciones la familia Salas compró un paquete turístico y se fue a Margarita. Este tiempo lo aprovechó Néstor para conseguir su traslado y como gozaba de solvencia económica envidiable, recomendó que le dieran pocas horas de inglés y castellano”.
Cómo el profesor Ramon Fermín Prieto fue profesor de castellano su narrativa estuvo entrelazada con docentes de literatura e inglés a lo largo de una obra dedicada al amor de Ramoncito y Magdalena que han estado 76 años de unión conyugal en un amor eterno que forma parte del modelo asuntino de los afectos.
Por eso Ramoncito como creador de la obra tiene la facultad de encarnar a cada uno de los docentes que hacen vida en la trama del relato y vacía todo su amor en personajes que extrajo de su tránsito por la vida para formar parte de muchos trajes humano que quiso encarnar en sus huellas de poeta de la asuntinidad.
Para cerrar la novela asuntina el creador de la obra que fue su mismo narrador pone sobre el tapiz el amor de Omar y Mariela y consagró el amor con esta pareja que entre Caracas y Margarita tejieron para siempre un amor eterno que consagró la pluma del redoblantero de La Asunción Ramoncito Fermín el profesor, el escritor, el atleta, el volibolista, el pelotero, el manager y el hombre que le puso un parao a su hijo Andrés cuando le picó el gusanitos de ser guaiquerí y el hijo de Augusto Fermín le dio un ultimátum “elige tú entre ser médico o basquetbolista” y al médico de hoy en el Hospital de Clínicas Caracas oyendo el consejo del viejo sabio optó por ser un adelantado galeno que hoy día es orgullo de los venezolanos, con Chiqui no tuvo ese problema porque decidió ser administrador y llegó hasta la cima al ser el administrador de la Pepsi en Margarita y Manolo fue ingeniero y comerciante.
En esa obra “·Nacidos para el Amor” Ramón Fermín recopila con habilidad narrativa no solo su amor eterno por Magdalena Medina sino las experiencias en el amor de sus tres hijos con la visión peloteril de tener en Ronald Acuña una muestra de los afectos en la vida, de los robos de base, de corazones y de la pasión por la familia que fue el ejemplo del Redoblantero para su familia y concluyó su libro con un pensamiento que lo marca como un hombre de la amistad y doctor en afectos cuando cierra su obra con este pensamiento “Verdaderamente, toda esta gente y gente buena, fue nacida para amar” a lo que yo le agrego una estrofa de Mario Benedetti “Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo”.
Encíclica/ManuelAvila