El universo en el que vivimos es infinito y conocemos un porcentaje muy pequeño de su extensión, pero aquello que está cercano a nuestro planeta lo tenemos muy bien estudiado. O eso creían los científicos y especialistas, puesto que hay una zona muy concreta cercana a La Tierra que es un auténtico misterio. Como sabemos, satélites y naves viajan fuera de la órbita planetaria para descubrir la realidad que vive por encima de nuestras cabezas, pero hay un elemento concreto que complica las investigaciones.
En el inmenso espacio conviven planetas dentro de galaxias con basura espacial, naves, satélites, astronautas, y miles de cosas que todavía no conocemos. Pero hay un fenómeno muy extraño e intrigante conocido como «Anomalía del Atlántico Sur». Este misterio sorprendió a los expertos y sirvió para dar explicación a una situación muy repetida en naves y satélites y que recuerda al Triángulo de las Bermudas.
Misterios espaciales
Pero expliquemos concretamente qué es esto y cómo afecta a nuestro planeta. Los científicos descubrieron que cuando sus satélites y naves pasaban por esta zona sufrían graves alteraciones y fallos como pérdida de conexión o desvíos en la trayectoria. De ahí su similitud con el fenómeno que ocurre en las aguas de las Islas Bermudas y Puerto Rico. Pero por muy misterioso que parezca, tiene una explicación que ha tardado años en llegar pero que ya conocemos y comprendemos.
Se trata de una peculiaridad localizada en un punto de nuestro planeta en el que la intensidad del campo magnético es más débil. Este hecho no representa ninguna amenaza para los seres vivos, pero sí lo es para aquellos especialistas y astronautas que cruzan esta zona, ya que en ella se encuentran niveles de radiación muy altos por su reducción en ese campo magnético que protege La Tierra.
Lanzar un objeto al espacio es un trabajo muy laborioso y que lleva años de planificación, se realizan numerosos estudios y comprobaciones previas para asegurar que no haya fallos y el artefacto llegue sin problema a su destino. Por lo general los satélites orbitan sin problemas por nuestro planeta, pero los científicos encontraron una zona en la que éstos fallaban. Descubrieron que ocurrían errores justo en esa parte que abarca América del Sur y el Océano Atlántico.
El descubrimiento más impresionante dió como resultado que el culpable de estos errores era el Sol. La misma estrella que nos da calor y la posibilidad de vivir en nuestro planeta es la misma que hace que nuestros satélites y naves fallen. Esto se debe a las erupciones solares, un factor que ya conocemos pero que no sabíamos que podía afectar de forma negativa a los sistemas eléctricos de la tecnología terrestre.
Cinturones de Van Allen: un fenómeno espacial
Estas erupciones solares están compuestas por partículas con una carga de energía muy elevada que se mueven a su voluntad por el Sistema Solar. Una vez que estas llegan a nuestro planeta son captadas por el campo magnético y crean un fenómeno espacial conocido como cinturones de Van Allen. La parte interior de este cinturón es la más potente y se encuentra entre los 500 y 5.000 kilómetros de distancia de la tierra. Su potencia y alta concentración de energía es capaz de interferir en los sistemas informáticos de nuestros satélites, que orbitan justamente en esa distancia.
Este Triángulo de las Bermudas espacial complica el correcto funcionamiento de nuestros artefactos, por lo que los científicos han decidido que los satélites de órbita baja se coloquen en una altitud de 500 y 1.000 kilómetros para evitar el exceso de radiación y partículas solares que les perjudican. Además, el hecho de reducir la altitud ayuda a evitar colisiones con basura espacial, muy presente en nuestra galaxia y que puede llegar a destrozar por completo un satélite.
Ahora ya conocemos este misterio que ha tenido en vela a los científicos que no encontraban una explicación lógica a esta zona de nuestro planeta en la que los satélites y naves dejaban de funcionar casi por arte de magia y que no es más que la existencia de un fenómeno natural que sucede en el espacio.