La correcta higiene de la zona genital ayuda a prevenir la proliferación de gérmenes y el desarrollo de infecciones vaginales, además de controlar el olor corporal, tal y como apunta Begoña Hita Galiano, del laboratorio de la Farmacia Santa María, en Granada. “La zona íntima está formada por mucosas con una flora bacteriana con un pH entre 3,5 y 4,5, por lo tanto, la higiene tiene que ser lo suficientemente suave para mantener esta flora”, explica esta farmacéutica. En su opinión, la higiene debe ser diaria, con especial atención durante el ciclo menstrual, si existen problemas digestivos como diarrea o incontinencia urinaria, cuando la sudoración es excesiva por el calor o después de hacer deporte y si hay alguna prescripción médica.
Entonces, ¿son necesarios los jabones íntimos? Según Antonio Carballo, ginecólogo del Hospital de Jaén, las mujeres sin ninguna patología ni molestias como la sequedad vaginal no precisan incluir estos productos de forma diaria. “Su utilización en pacientes asintomáticas puede producir una alteración de la flora y favorecer las infecciones vaginales de repetición, lo cual lleva a una serie de complicaciones secundarias como son las molestias durante las relaciones sexuales, el picor y el dolor”, describe Carballo.
En su experiencia, los geles íntimos se deben emplear de forma puntual cuando exista un problema concreto como puede ser la falta de lubricación durante la menopausia. “Normalmente las posologías que se indican son de una o dos veces al día durante dos semanas, entre 10 y 14 días”, comenta.
En relación a la inclusión de estos productos en la higiene íntima y las posibles recaídas después de su uso a veces se piensa que crean cierta dependencia. ¿Es eso cierto? Tanto Hita como Carballo aseguran que esta afirmación es falsa aunque reconocen que existen momentos en la vida de la mujer, como la menopausia que puede causar atrofia vaginal, en los que son más necesarios y su utilización es prolongada en el tiempo.
Tipos de geles íntimos y composición
En el mercado existen fundamentalmente dos tipos: los antisépticos y los lubricantes. “Los primeros suelen contener clorhexidina y son capaces de modificar el pH vaginal, estos se utilizan cuando la mujer presente una vulvovaginitis causada por bacterias pero no tiene sentido cuando el problema esté ligado a otros factores como la menopausia”, considera Carballo.
En segundo lugar, los geles lubricantes suelen estar compuestos por ácido hialurónico porque este activo favorece la hidratación y éstos sí son adecuados cuando las molestias no están ligadas a una infección. “Los lubricantes no tiene ninguna contraindicación pero el abuso de la higiene íntima realmente puede alterar la flora vaginal y producir infecciones, por tanto, aunque se empleen de forma habitual tienen que estar dirigidos a aliviar molestias puntuales, no tiene sentido usarlo no si la mujer no presenta síntomas”, advierte Carballo. “El uso diario de jabones no adecuados o incluso utilizar solamente agua en la higiene íntima contribuye a que el pH vaginal se modifique facilitando la presencia de sequedad, picor, irritaciones, enrojecimiento así como aumenta el riesgo de infecciones vaginales·, añade Hita.