En medio de la escasez de sistemas de defensa antiaérea, millones de ucranianos sufren actualmente cortes de electricidad tras intensificar Rusia una vez más los ataques con misiles y drones contra la infraestructura energética del país, la cual puede tardar años en recuperarse por completo, según las autoridades.
Los generadores portátiles de energía han vuelto a las calles de algunas ciudades ucranianas, especialmente en la oriental Járkov y la sureña Odesa, que se han convertido en los principales objetivos de los ataques rusos contra las centrales eléctricas del país desde el pasado viernes.
Alrededor de 200.000 hogares sólo tienen acceso intermitente a la electricidad en Járkov, según el Ministerio de Energía.
Sin electricidad, el suministro de agua tampoco es fiable y los ascensores no funcionan en los bloques de viviendas, lo que significa que los ancianos y los discapacitados tienen que depender de voluntarios para recibir agua y suministros básicos.
Sin embargo, la ciudad está «viva», explica a EFE una residente, Marina Tarasenko.
«No es la primera vez que Rusia hace esto. Por supuesto, muchos están enfadados y cansados, pero también hemos aprendido a adaptarnos a la vida en estas condiciones», afirma.
A pesar de oír todos los días ruidos de la defensa antiaérea y explosiones, y de que el transporte público sólo funciona parcialmente, los residentes van a trabajar y las tiendas están abiertas, ya que recurren a los generadores que habían comprado en el invierno de 2022.
«Lo único que podemos hacer es seguir ayudando a nuestro ejército para que todo acabe antes», subraya Tarasenko.
Daños masivos
La central térmica de Járkov quedó «completamente destruida» el viernes en lo que se convirtió en el mayor ataque desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022, según el alcalde Igor Terejov.
En total, cerca del 50 % de toda la capacidad de generación de DTEK, uno de los mayores productores de electricidad de Ucrania, se perdió en el ataque.
También se tardará «años» en restaurar la central hidroeléctrica de Zaporiyia, en el sur, gravemente dañada por el impacto de seis misiles rusos, según ha declarado el director general de su propietaria, «Ukrhidroenergo», Igor Sirota.
Por ahora, los niveles récord de importación de electricidad permiten a la mayor parte del país evitar cortes de electricidad como los que sufrió en el primer invierno de la invasión, cuando ciudades como Kiev y Odesa estuvieron al borde del apagón total.
«Esperamos que el sistema energético conserve su integridad al igual que entonces», afirma a EFE Volodímir Omelchenko, del Centro de Estudios Razumkov, con sede en Kiev.
En su opinión, las temperaturas más cálidas y el previsible aumento de la generación de electricidad mediante plantas solares y eólicas van a limitar los efectos negativos de los ataques.
Sin embargo, también es posible que se produzcan más cortes de electricidad.
Está previsto que las centrales nucleares ucranianas se sometan a reparaciones y mantenimiento en los próximos meses. Rusia a su vez puede continuar sus ataques mientras eluda las sanciones internacionales para recibir componentes críticos para sus misiles, afirma el experto.
Terror en medio de la escasez de defensas aéreas
Según el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, en inglés), con sede en EEUU, Rusia puede estar tratando de perturbar con sus ataques el potencial industrial y de defensa de Ucrania, aprovechando los retrasos en la ayuda occidental.
Rusia también intenta intimidar a la población civil con la esperanza de obligarla a someterse, opina Omelchenko.
«Recurre al terror porque no consiguen ningún éxito impresionante en el frente», sostiene.
«Los ataques y los cortes de electricidad no hacen sino aumentar nuestro odio hacia Rusia», señala Oleksandr Kovalenko, analista militar de Odesa.
Sin embargo, le resulta difícil explicar por qué los socios occidentales del país sólo han proporcionado hasta ahora una pequeña parte de los modernos sistemas de defensa antiaérea que tienen en su arsenal.
Como consecuencia de los retrasos, no hay suficientes sistemas de defensa antiaérea para proteger Odesa o Járkov, subraya Kovalenko.
Ucrania utiliza un puñado de sistemas modernos disponibles tanto para proteger sus infraestructuras como para tratar de mantener a raya a la aviación rusa a lo largo de la línea del frente.
«Sólo Estados Unidos tiene más de 1.000 vehículos-lanzadores Patriot. Ucrania sólo necesita 40 para proteger sus ciudades más grandes. Es difícil comprender cómo no están todavía aquí, después de dos años de invasión a gran escala», se lamenta Kovalenko.
Notiespartano/EFE