De todas partes empezaron a salir candidatos para aspirar ser Presidentes de la República. Gente que ningún chance tiene, pero que fieles a la consigna que en este país hasta los perros quieren alcanzar la silla de Miraflores ponen su nombre a ver si el pueblo venezolano ansioso por salir de la crisis económica más brutal de la historia nacional se enamora de su propuesta.
Nadie piensa en el país, ni en la salvación de la familia venezolana. Solo piensan en sus beneficios personales que cargan como un sueño colgado en su pechera.
La gente perdió la cabeza y candidatos como Manuel Rosales que puso la cómica ante Chávez en elecciones presidenciales, Bernabé Gutiérrez que ninguna posibilidad tiene de llegar a Miraflores, Eduardo Fernández que ni los copeyanos lo quieren, Andrés Velásquez que tiene rato perdido en Guayana y que perdió su autobús hace rato, Capriles Radonski, uno de los más odiados candidatos presidenciales que embarcó al país en unas elecciones que ganó y ni siquiera dio la cara, Prosperi que el candidato de Henry Ramos Allup y tantos otros que nada le dicen al país.
Pero la ambición es tan bárbara que hasta gente sin chance de nada está saliendo a poner su nombre sobre la mesa para medirse en unas primarias que están en la picota porque no se sabe al final cuáles serán las condiciones electorales.
La situación es tan cómica que hasta el Conde El Guácharo de aquel Partido Piedra vendido al régimen llega a creer que con sus chistecitos puede cautivar al pueblo venezolano. Al final el impulso candidatural que le da fortaleza a Gustavo Duque y a María Corina Machado le da grandes ventajas a uno que forma parte de un movimiento nuevo exitoso en el país y a una mujer que ha sido la única capaz de enfrentar cara a cara al Presidente Chávez en su mejor momento político.
De Guaidó la gente ni habla porque decepcionó a los venezolanos que llegaron a creer la fábula de los gringos y en el poder que el Coloso del Norte le dio al guaireño para que rompiera paradigmas políticos en el país.
Hay ilusos que ven en nombres de figuras invisibles como Andrés Caleca y Pérez Vivas candidatos con la fuerza para remontar la cuesta de la popularidad nacional. Lo cierto es que nadie quiere a Maduro porque el país no encuentra rumbo y tampoco encajan con los candidatos opositores porque tampoco sale uno solo con ideas grandiosas de unidad nacional. Por eso el país se mete en una tormenta perfecta que no permite avanzar en la construcción de la verdadera oposición nacional.
Con esa avalancha de candidatos por las calles del país en busca de sintonía con el pueblo asqueado de tanta basura política y de la falta de gobierno, pues es evidente que no hay gobierno que solvente los problemas más importantes de la gente.
En la revolución solo hacen jugadas para dividir a la oposición y más nada, pues es evidente que nada resuelven para devolver la felicidad a una nación que tiene 23 años apostando a los cambios y solo ha conseguido hambre y miseria como respuesta a un ciudadano que perdió su sentido ciudadano hace buen tiempo.
Solo con mirar la educación superior, media diversificada, primaria y preescolar vemos la muerte del desarrollo porque el gobierno mantiene a los docentes cobrando la irrisoria suma de 6$ para castrar a la fuerza el desarrollo del país. Ningún país con los maestros viviendo de salarios de miseria puede salir adelante, pero en la táctica del proceso está navegar en aguas de la ignorancia para poder controlar a una sociedad atrapada en el mundo de prehistoria cultural y educativa. Saben los ideólogos del proceso que se forman ciudadanos con conciencia crítica hasta ahí llega este régimen hambreador que condena a Venezuela a la nada.
Mientras los candidatos de la oposición no encuentren la fórmula para ponerse de acuerdo sin elecciones primarias sigue reinando la gente que acabó con el bolívar fuerte, que destruyó el sector salud, que destruyó la educación en todos sus planos, que acabó con los valores ciudadanos y que condenó a este pueblo a vivir como mendigos escarbando en la basura, esperando dos meses por el agua, haciendo colas para comprar gasolina, gas y medicinas.
El problema está en la conchupancia con el gobierno de parte de los alacranes y los mismos institucionales que saben jugar por debajo de las hojas para sacar sus buenas tajadas de cualquier movimiento que le permita lograr ventajas bajo la sombra del poder nacional.
Una sociedad madura ya tuviera un candidato o candidata en la calle roncándole en la acera contraria al propio Presidente y convenciendo a la gente que esta es la última oportunidad de quienes no han podido resolver los problemas de un país en ruinas.
La revolución fracasó en 23 años porque manejando grandes riquezas destruyeron una sociedad con futuro al matar el desarrollo y usar como escudo un presunto bloqueo que solo existe en la mente fantasiosa de los detractores de la nación más rica de Sudamérica.
La gente solo quiere salir del chavismo para poner fin a la tragedia más grandes de esta nación en lo que va de historia y eso lo saben los rojos que no han sido capaces de devolverle la felicidad a un pueblo que ha votado por ellos engañados por espejitos de colores y el sueño de igualdad social que nunca llegó. Seguimos esperando el despertar de Venezuela y sin dudas que ese momento debe llegar por encima de los intereses mezquinos de alacranes e institucionales, de políticos y de negociantes de la política que no terminan de entender su rol en esta sociedad.
Encíclica/ManuelAvila