La realidad política del país es una merienda de locos. La gente hace estudios alocados y cada quien se hace su propio juicio sobre lo que ocurrirá en el futuro. Pareciera que todos se hubiesen graduados de adivinos, pitonisos, vates, agoreros, vaticinadores descifradores, interpretadores y profetas del desastre.
Me causa risa cuando cuándo escucho a tantos profetas opinar o leer el futuro como si leyeran un tabaco. La situación política del país debe abrir la mente y la actitud positiva de millones de venezolanos que creemos que la libertad llegará en cualquier momento por la vía del voto rebelde. Si de ese voto que ya en más de una oportunidad ha hecho recular al régimen. Yb es que sin dudas la situación calamitosa del país obliga a miles de almas a graduarse de ciudadanos para alguna vez emitir su voto de manera racional y apostando a la recuperación del país.
Aquí todo el mundo está claro que es necesario cambiar el modelo de gobierno del país con el voto como instrumento y de eso estamos todos bien claros, salvo los políticos que llevados por las ambiciones se limitan a esperar un golpe de suerte para que su aspiración cristalice por cualquier vía.
No se trata de solo esperar que el régimen juegue a la inhabilitación de María Corina para que el resto de los participantes aspiren a ser el relevo de la candidata de Vente, pues no es de justicia que se apueste a la maldad y a pensar que si no es la ganadora de las primarias que sin dudas es María Corina debe ser el candidato de AD, VP, PJ, Copei, Causa R, UNT, etc. De eso no se trata sino de sembrar el sentimiento colectivo de la emoción para que todos los venezolanos salgan a votar masivamente para lograr la libertad del país. Ese debe ser el rumbo a tomar y no empujar a la candidata que tiene el sentimiento de todo el país a su muerte inminente por la vía de la inhabilitación.
A un escaso mes de las primarias los análisis sobre el porcentaje de votantes son ruidoso porque mucha gente que nada hace por el país lanzan sus dardos a favor del fracaso de las primarias cuando el es el único instrumento que tienen los venezolanos para seguir avanzando por encima de las trabas jurídicas y constitucionales que ha puesto el régimen como barricadas para evitar que le salga un candidato que le pueda dar la pelea en unas elecciones libres.
Veo fuera de foco los análisis descabellados que miran al régimen como infranqueable y mitifican al gobierno al considerar que nunca entregarán el poder o si pierden no reconocerán la victoria del rival.
Todos esos análisis descabellados vienen de la misma oposición intimidada y acobardada por el efecto sicológico de quienes con toda razón se aferran al poder para continuar la fiesta de los últimos 24 años.
Aquí hay elecciones el próximo año y punto. Solo se espera que el gobierno las anuncie, pero no puede la oposición venezolana mantener ese clima de terror de señalar que el gobierno si pierde arrebata. Sería innecesario ir al proceso comicial con tanta carga de pesimismo que no permite entender que solo unidos derrotamos al régimen. Ahí es donde han debido gastar sus energías los líderes opositores porque está probado que la unidad superior de todos los ciudadanos es la fuerza que mueve las montañas de una democracia. No podemos cultivar el pesimismo como un instrumento de fracaso porque eso nos saca del rumbo correcto de la historia.
A los venezolanos les hace falta ver lo que está ocurriendo en Argentina donde Milei con el voto rebelde de su pueblo recién acaba de salir triunfador en las elecciones provinciales en un país donde las desilusiones y la desesperanza lo conduce a una ruta a lo desconocido. Y es que acaso en Venezuela donde la desilusión y la desesperanza supera abrumadoramente el cuadro dantesco de cualquier país no estamos claros que cualquier jugada electoral es buena para que sus ciudadanos demuestren con su coraje que necesitan vivir mejor.
Esa es nuestra realidad y debemos asumirla, pero no pensar cobardemente que si el régimen pierde no entregará el poder. Esa es una posición pesimista y cobardona de los que no quieren perder sus privilegios a cuenta de nada, pero para mí estará siempre la tesis del bien colectivo antes que la mezquina posición de entregarse antes de la medición electoral.
La inyección de pesimismo que el régimen ha utilizado en cada contienda electoral para intimidar es parte de una estrategia sicológica contra la cual hemos debido estar vacunados desde hace rato, pero que en la práctica los primeros intimidados son los políticos que ven como imposible ganarle con votos a la gente del gobierno. SI tomamos en cuenta que el gobierno ejerce el control social a través de las bolsas clap, el gas, la gasolina y los bonos esos paliativos económicos no son suficientes para mantener a un pueblo amordazado por los siglos de los siglos, Y es que los venezolanos que han emigrado en una suma de más de 4 millones entendieron que no aceptan las imposiciones del régimen y la mayoría de los que habitamos en esta tierra de Bolívar estamos conscientes que son deplorables las condiciones de vida en un pañis vuelto un estropajo por las pésimas políticas de un gobierno que no ha entendido que no se hace país con unos ciudadanos viviendo como méndigos.
De esa situación están consciente todos los venezolanos y salvo los que reciben beneficios de l gobierno al resto le suenan las palabras para protestar por el estado de abandono a que nos tienen sometidos los planes y políticas hambreadoras del gobierno. Con ese handicap a favor vamos a las primarias y luego al proceso electoral con una gran idea bien clara que es la unidad nacional para dejar en el camino el sueño de los rojos de perpetuarse en l poder eternamente.
Esperamos que el pesimismo derrotista de los cobardes sin alma que quieren participar en las elecciones y desde ahora dan por sentado que el régimen hará trampas y no entregará el poder, rectifiquen y se ubiquen en la idea que la lucha será grande, pero con la racionalidad de unos venezolanos desesperanzados y decepcionados tomaremos un camino electoral con la rebeldía del voto como estandarte. Venezuela necesita que le inyectemos coraje que bastante falta no hará para cambiar esa ruta del pesimismo que tanto daño nos ha generado en los últimos procesos electorales.
Vamos a vencer el pesimismo de un pueblo manipulado sicológicamente por expertos en desequilibrar emocionalmente a la gente, pero que no cuenta que la rebeldía del voto terminará con una pesadilla de la cual los venezolanos nos cansamos.
Encíclica/ManuelAvila