Los bombardeos e incursiones terrestres de las fuerzas israelíes en el Líbano han dejado hasta hoy, cuando conmemora su Día de la Independencia, más de 3.500 muertos 15.000 heridos y un estimado de 1,3 millones de personas afectadas y desplazadas según ACNUR.
«Desgraciadamente el Día de la Independencia de Líbano se ve ensombrecido por la tristeza y la creciente ansiedad. La situación es altamente impredecible, así que tanto los libaneses como los refugiados en este país están inseguros y temerosos por sus vidas y su futuro inmediato», dijo por videoconferencia desde Beirut el representante del organismo, Ivo Freijsen.
Freijsen abogó por un alto el fuego urgente y por un mayor apoyo de la comunidad internacional para financiar la ayuda a los libaneses, tanto a los que han huido de los bombardeos hacia otra localidad dentro del país, como a los que han escapado a la vecina Siria.
«Disponemos de menos de la mitad de los fondos necesarios para responder a las necesidades humanitarias inmediatas», sostuvo el representante de ACNUR.
Desde un punto de la frontera sirio-libanesa, el representante de ACNUR en Siria, Gonzalo Vargas Llosa, comentó a la prensa en Ginebra que 560.000 personas han llegado a Siria desde que empezaron los ataques israelíes a gran escala, la última semana de septiembre.
El 65 % de ellos son sirios que eran refugiados en Líbano -como consecuencia de la guerra civil siria de trece años a la que aún no se ha puesto fin- y que han optado por retornar.
El resto de los refugiados que han llegado en las últimas semanas a Siria son libaneses.
En ambos casos, han sido familiares o amigos los que en su gran mayoría les están hospedando, mientras que las organizaciones humanitarias intentan suministrarles ayuda de primera necesidad.
«Para ilustrar la magnitud de lo que esta pasando hay que pensar que entre 2017 y septiembre de 2024 unos 400.000 sirios habían retornado a su país, y que un número similar ha regresado en menos de ocho semanas», explicó Vargas Llosa.
Recalcó que en Siria la situación socioeconómica es «desastrosa» por los años de conflicto armado y que a pesar de ello la población ha mostrado una inmensa generosidad y sentido de humanidad ante lo que está ocurriendo en el Líbano.
No obstante, señaló que se empieza a ver en los últimos días algunas decenas de familias libaneses y algunos sirios «que toman la difícil decisión, que en algunos casos pone en riesgos sus vidas, de retornar al Líbano por la terrible situación en Siria y porque piensan que quizás estarían mejor en su país, a pesar de los bombardeos».
Sostuvo que la financiación internacional recibida para financiera esta operación humanitaria es hasta ahora muy escasa y que, en caso de que esto no cambie, podría aumentar el número de libaneses que deciden retornar «a un país donde pueden ser blanco de bombardeos israelíes, lo que sería muy preocupante».