La paradoja de un país rico en recursos como Venezuela pero con gran parte de su población empobrecida, donde abunda el petróleo mientras las gasolineras están vacías, puede darse la vuelta con apoyo exterior a través de una especie de plan Marshall para invertir en su desarrollo sostenible.
El político venezolano Antonio Ledezma defiende en su último libro «Venezuela. Política y Ambiente» (Kálathos ediciones) que otro país es posible, sin «delirios ni frenesí» que vendan un futuro idílico pero con un mensaje de esperanza.
Ledezma (San Juan de los Morros, 1955), exiliado en Madrid, aborda en una entrevista con EFE el potencial del país sudamericano.
Acabar con el mito
Venezuela tiene que pasar página, dejar de ser un país extractivista: «Tenemos que clausurar ese mito de que somos ricos porque tenemos petróleo».
El gas, el oro y otros minerales, unos recursos hídricos «envidiables», el sol y el viento para energías limpias son otras riquezas del país, en el que sin embargo hay largas colas en las gasolineras, los apagones son «una tortura» y el agua potable no llega a las casas, sentencia.
«Esta tragedia que estamos padeciendo, que se resume en una catástrofe humanitaria, no puede ser estéril. Debemos sacar de esta calamidad una lección y para mí la más importante es comenzar a pasar la página», recalca.
En este punto, comenta: «El petróleo se agota, pero el viento y el sol no se van a agotar. Lo digo en este libro, para que la gente no nos conozca solo por el petróleo».
«Y un país sin libertad podrá tener mucho oro, mucho petróleo, mucho gas, todos los recursos minerales del mundo, pero no se va a abrir camino hacia el éxito», añade el político opositor, que fue alcalde de Caracas, gobernador, diputado y senador hasta que en 2017 salió de su país tras estar encarcelado, acusado de participar en una operación contra el Gobierno de Nicolás Maduro.
Su último libro refleja la «gran contradicción» de un país «riquísimo» en recursos naturales, «pero pobrísimo» en cerca del 80 por ciento de sus familias, advierte.
Inversión extranjera
«El futuro de Venezuela», prosigue, pasar por atraer inversiones del exterior «cuando se recupere la democracia», confiado en que en las elecciones de julio próximo Maduro sea derrotado por la coalición opositora a la que apoya desde el exterior.
«Recuperar la libertad», lo primero, y superar entonces la deuda financiera, acordando una quita, pues «se habla de 175.000 millones de dólares» adeudados.
«La otra deuda es la social, sacar a la gente de la pobreza», agrega.
El autor aboga por «acudir a los organismos internacionales y a los gobiernos amigos a pedir apoyo, sin ningún tipo de vergüenza, ni sonrojarnos en medio de la melancolía de que éramos ricos y ahora necesitamos apoyo».
El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento pueden ayudar.
«Propongo un plan Marshall como hubo para recuperar a la Europa post Segunda Guerra Mundial», señala.
Además de una recuperación energética, incide en que Venezuela necesita recuperar el Estado de derecho, la seguridad jurídica y la estabilidad política.
«Venezuela ha proyectado hacia el mundo las imágenes de la barbarie», con el presidente Hugo Chávez (1999-2013) «en una plaza pública gritando exprópiese, exprópiese», manifiesta.
«Esa imagen tenemos que borrarla» y sustituirla por la de un país respetuoso del sistema jurídico internacional e «insertado otra vez en el sistema financiero internacional, que le ofrece garantías a quienes interactúen dentro de nuestro territorio», asevera.
Venezuela es uno de los países con una menor huella de carbono, con sumideros naturales como los bosques, además de que «puede desarrollar la técnica de la captura del carbono, (…) que se puede inyectar en pozos petroleros en desuso», destaca.
En cambio, «millones de árboles son talados de manera indiscriminada. Nosotros tenemos que detener ese crimen ecológico», concluye.
Notiespartano/efe