Las emociones no solo afectan la parte psicológica del ser humano, estas también juegan un papel importante en el cuidado de la piel.
Expertos señalan que un estado de estrés puede ocasionar que la piel se torne roja y hasta se caliente. Es decir, ocurre algo similar como cuando sentimos vergüenza o ira.
Pero no solo esto, también existe la posibilidad de que palidezca ante un episodio de miedo, o estar radiante ante la alegría y felicidad por algo en particular.
¿Qué emociones afectan la piel?
Generalmente las emociones negativas provocan problemas en el desarrollo de la personalidad, en el comportamiento de cada persona y hasta en la manera de relacionarse con su entorno.
No obstante, no es lo único que se ve afectado, la piel también puede verse perjudicada gracias al miedo, la inseguridad, la angustia, los conflictos por separación, etc.
Todas esas emociones negativas repercuten directamente en los problemas de la piel.
¿Cómo dañan la piel?
Según los expertos en el cuidado de la piel, la celulitis, por ejemplo, no solo es una respuesta al sedentarismo y a una dieta poco equilibrada, sino que las emociones juegan un papel fundamental en su formación.
¿Por qué? Sencillamente porque la celulitis tiene una connotación emocional importante porque toda retención de emociones se refleja en la piel.
En este sentido, como la celulitis es producto de una inflamación causada a su vez, y entre otras cosas, por la mala circulación de la sangre, se considera que es una forma de somatización de emociones no expresadas.
Por eso se habla de la celulitis emocional y de factores que provocan su aparición, tal como el estrés, ese que tiene un efecto inflamatorio del cortisol; el cual genera inflamación de los tejidos y malformaciones cutáneas.
Para nadie es un secreto que la alimentación es clave en el cuidado de la piel, pues ingerir frutas, verduras y fibras, por ejemplo, ayudan a que la piel se mantenga sana y equilibrada.
Esto ocurre no solo porque le aporta las vitaminas y nutrientes que necesita, sino también porque la ingesta de algunos alimentos repercute en el estado de ánimo y en consecuencia en las emociones.
En conclusión, si te sientes deprimido y te da por comer golosinas y comida chatarra, tarde o temprano tu piel te pasará factura. Comer bajo un estado de ansiedad te conduce a llevar una dieta deficiente y una piel reseca, deshidratada, sin brillo y con celulitis.