Una pregunta que nos hacen con frecuencia a los dermatólogos es qué cremas conviene usar y cuál debería ser el protocolo cosmético diario. Los medios nos bombardean con múltiples pasos y protocolos para cuidarnos la piel. En este sentido, me parece interesante seguir la regla de las tres “R”:
Debemos resguardar o proteger nuestra piel principalmente de los radicales libres y de la radiación ultravioleta. Por ello recomendamos:
-
Cremas o sérum con algún antioxidante como la vitamina C, que han demostrado que previene la formación de radicales libres, es decir, previene la oxidación de la piel.
-
Cremas de protección solar encima del producto anterior, que nos protegen de la radiación ultravioleta. Si la protección es física o mineral, mejor.
Reparar por la noche
A partir de los 35 años, debemos intentar reparar nuestra piel mediante el uso de productos que hayan demostrado que inducen la formación de colágeno. Por ello, nos gusta recomendar:
-
Derivados de la vitamina A. El más eficaz es el ácido retinoico, aunque en ocasiones puede irritar las pieles sensibles. Si no lo toleras, usa retinol.
-
Alfahidroxiácidos, como el ácido glicólico, que producen una exfoliación química.
-
Cremas confort. Alternando con los productos anteriores nos gusta recomendar cremas que hidraten y den confort a nuestra piel ya que los productos anteriores pueden pelar o irritarla.
-
Una buena higiene nocturna es fundamental para eliminar los restos de maquillaje o polución sobre la piel. Os contaré en un próximo artículo las posibilidades que existen para limpiar adecuadamente la piel.
Renunciar
No debemos hacer caso de los reclamos publicitarios de cremas que prometen mejorar la flacidez, eliminar una arruga o mejorar la celulitis o una estría. Además, debes saber que una crema hidratante no tiene ningún efecto sobre la producción de colágeno; por ello no debes gastarte mucho en una hidratante. Debemos tener claro lo que puede conseguir un buen protocolo cosmético: hacer que nuestra piel luzca más fresca y luminosa
Recuerdo una dermatóloga americana que en una ocasión fue preguntada por los cosméticos que usaba, y ella respondió: “Yo uso los mejores: bótox, rellenos e hilos tensores.” Con esto quería decir que si quieres conseguir resultados más evidentes debes confiar en las técnicas mínimamente invasivas de rejuvenecimiento facial, y que debemos ser realistas en relación a lo que un protocolo cosmético puede conseguir.
Esto que os he contado es una rutina básica. Pero en función del tipo de piel de los pacientes los dermatólogos recomendamos de forma personalizada otras moléculas que pueden mejorar su calidad como la vitamina B3 (nicotinamida) para las pieles desvitalizadas, al ácido salicílico para pieles acneicas, ácido kójico para las manchas, ácido hialurónico para las pieles secas, ácido azelaico para pieles con rosácea, etc.
Fijaos que os hablo de moléculas como el retinol, glicólico, vitamina C, etc., que no son sustancias naturales, sino sintéticas. Estos componentes sí han demostrado ser seguros y tener un efecto beneficioso sobre la piel.
Por ello consideramos que la cosmética natural está un poco sobrevalorada ya que, por lo general, carece de estudios potentes de seguridad y eficacia. A pesar de esto, es evidente que se trata de una tendencia actual que cada vez tiene más número de seguidores.
En resumen, defendemos el “menos es más” en cosmética. Hay que simplificar el cuidado de la piel, utilizando productos que hayan demostrado su eficacia y su seguridad. También es interesante considerar la cara, el cuello y el escote como una sola unidad, y tratarla de la misma forma con estos protocolos cosméticos. Si quieres un buen protocolo cosmético personalizado acude a tu dermatólogo. Y no olvides lo decía la Condesa De Blessington: “el mejor cosmético para la belleza es la felicidad”, y una sonrisa es la mejor manera de transmitirla.