Hablar de la segunda mitad de la vida es referirse a aquella etapa que comienza a los 50 años y que presenta nuevas oportunidades, desafíos y mitos por desterrar.
Durante estos años la sexualidad (al igual que numerosos otros aspectos) atraviesa cambios sustanciales, pero esto no significa que se anule o que desaparezca el placer.
La sexualidad nos acompaña durante toda la vida, con las características y alteraciones propias de cada ciclo. Así, desde que comienza esta segunda mitad hasta la adultez mayor, habrá modificaciones que podrán asumirse y enfrentarse mucho mejor cuanta más información y preparación previa haya.
Una de las claves más significativas pasará entonces por adaptar el deseo y la actividad sexual a todas las transformaciones que se experimentan en este período.
Cambia, todo cambia
A modo de prólogo es importante destacar que “la regla después de los 50 es la diversidad”, señaló a Clarín Diego Bernardini, médico y máster en gerontología. En ese marco, aclaró que “es muy difícil homogeneizar y hablar de conceptos generales” respecto a esta fase de la vida.
Sin embargo, hay determinadas cuestiones comunes que se destacan sobre cada individualidad. Así, para referirse a la sexualidad durante ese momento vital, es necesario considerar los cambios que el devenir del tiempo va provocando.
“En el caso de las personas que están viviendo la segunda mitad de la vida hay aspectos vinculados al pasado y al presente. Desde el punto de vista comparativo siempre aparecen el tipo de relación sexual y la frecuencia”, explicó el autor de La segunda mitad. Los 50+, vivir la nueva longevidad (Aguilar).
Respecto a lo emocional, dijo el especialista, se vive una transformación: “A medida que vamos cumpliendo años empiezan a jugar otro tipo de variables. Hay un nivel de madurez donde empiezan a cobrar mucha relevancia aspectos como la comunicación, el diálogo, la emoción misma, la complicidad y el aspecto de aventura”.
Es en esta etapa que lo emocional morigera el aspecto de la genitalidad, sentenció Bernardini: “A medida que uno va madurando, la comunicación, la complicidad y demás amplifican el sentido del goce sexual”.
¿Qué momentos decisivos se viven en esta “segunda mitad”?
Mónica Aranda, médica y sexóloga, mencionó entre los más destacados el retiro de la vida laboral, la partida de los hijos del hogar familiar y, en el plano físico, los cambios hormonales. Esto, afirmó, puede repercutir en todas las esferas de la salud pero no necesariamente se va a acompañar de disfunciones sexuales.
Al enumerar las problemáticas más frecuentes en este sentido la especialista (en Instagram, @tusexologaclinica) enumeró la disminución del deseo sexual, el dolor en las relaciones sexuales y la disfunción eréctil. “La sexualidad es muy frágil y se altera por todo nuestro entorno”, aseguró.
Para Aranda, existe una deuda alrededor del tema: “La sexualidad no es un tema que esté dentro de la consulta médica. Muy pocos profesionales están capacitados o tienen la intención de siquiera preguntar y poder derivar”. Como contracara, enfatizó, se posicionan los médicos que marcan “el cambio, viendo al paciente de manera integral y no sólo desde una óptica biologicista”.
“El deseo y el placer son derechos y tenemos que ejercerlos. La sexualidad no tiene vencimiento”, concluyó.
“La nueva longevidad”
Ni tercera edad, ni abuelos, ni viejos. Estas denominaciones, ampliamente presentes en otros tiempos, muestran un cambio de época que Bernardini celebra.
Si bien hay mitos alrededor de la sexualidad de los adultos mayores que aún siguen vigentes, “es muy importante el fenómeno de la nueva longevidad que está ocurriendo”, afirmó.
“Este fenómeno, entendido no sólo como vivir más años y que haya más personas que viven más tiempo, se está enriqueciendo por el aspecto cualitativo, que es lo que yo llamo la nueva longevidad. Las personas mayores de hoy nos están mostrando que se vive diferente, que los 60 de hoy no son los 50 de antes; los 60 de hoy son los 60 de hoy y se viven diferente, tal como se vive diferente el siglo XXI”, explicó.
Según el médico, actualmente están apareciendo nuevos modos de asumir el paso de los años que “rompen con toda la narrativa existente hasta este momento, con el pensar a las personas mayores como viejos, como enfermos, como clase pasiva, como jubilados o como abuelos”.
Pero, ¿qué pasa con todo aquello que sucede alrededor de la intimidad? “La sexualidad, en función de la narrativa y de las imágenes, siempre está vinculada a objetos de deseo en físicos jóvenes, duritos, con todo en su lugar y no en personas con panza, con canas, con estrías, con carnes caídas”.
Sin embargo, pese a que masivamente haya cierta invisibilización o tabúes a la hora de vincular el placer con este segmento, “está demostrado que el goce no desaparece, lo que desaparece son las oportunidades”, aseguró.
Esta falta se suple hoy con aplicaciones como Tinder o la chilena Círculo Ten (exclusiva para mayores de 50 años) o con otro tipo de iniciativas que buscan vincular a este público con fines sociales, emocionales o sexoafectivos, contó el médico (en Instagram, @doctorbernardini).
La experiencia se vuelve aquí una aliada, una suerte de catálogo donde acomodar “los sí” y “los no” que anhelamos para el futuro. “En la segunda mitad las personas no tenemos que rendirle cuentas a nadie. Es una etapa muy larga que podemos planificar, que podemos pensar y donde, además, ya sabemos qué nos gusta y qué nos hace bien”, destacó Bernardini.
Recomendaciones para enfrentar la transformación
El especialista en gerontología hizo hincapié en aceptar que “así como se transforman nuestro organismo, nuestros gustos y nuestras costumbres, también lo hace la sexualidad”. En ese marco ofreció una serie de recomendaciones:
- Entender que en la segunda mitad de la vida sexo, afectividad y felicidad son un eje indisoluble. Es imposible separarlos.
- Saber que lo que se pierden son las oportunidades, no son las ganas.
- Comprender que la sexualidad continúa siendo importante, por lo cual hay que respetar los gustos, los sabores, los aromas, la sabrosidad de las diferentes prácticas que cada uno quiera ejercer y que nadie tiene derecho a juzgar.
- Para toda la comunidad: dejar de ver a las personas mayores en un rol pasivo o familiar como es el abuelazgo o un rol de profesión como es la jubilación. Hoy la edad cronológica no nos define; nos definen nuestros gustos, nuestras experiencias y los matices diferentes que nos marca el paso del tiempo.
Notiespartano/Clarín