La recuperación del progreso y desarrollo del estado Nueva Esparta, promesa a cumplir por el gobernador Morel Rodríguez Ávila, no es tarea fácil.
Sin embargo, el reto fue aceptado, el compromiso adquirido y su puesta en práctica se ha iniciado con buen tino.
Eso es lo que resalta, contenta y fomenta mucha expectativa entre el pueblo insular, seguro como siempre ha estado en que el líder de la democracia neoespartana honrará como siempre ha honrado la palabra empeñada.
Margarita y Coche, fundamentalmente, en los pasados ocho años de gobierno vivieron una situación de desidia por parte de sus dos gobernadores que, -no hay que ocultarlo porque resultó del todo público y notorio-, actuaron irresponsablemente al dejar perder, eso es cierto, el nivel de progreso y desarrollo en que Morel Rodríguez Ávila les entregó el estado, como él mismo ha dicho, convertido en una tacita de plata y lo regresaron tal cual un pocillo é peltre, encima de todo desportillado.
Y valga la crítica ya que ninguno de ellos nada hizo a favor del pueblo, pudiendo haberlo hecho pues, uno era miembro muy importante del aparato oficialista, contaba con todo el respaldo del mundo y ofreció villas y castillos, pero terminó tocando su tilín-tilín, para acallar los reclamos de la gente; el otro, con su falta de sensibilidad, su desorganización, sin proyecto alguno y demagogo en extremo, muy dado al jolgorio, desatendió lo grueso de lo que era su principal tarea, saber mandar y buscar la manera de darle al pueblo la mayor suma de bienestar posible.
Regresarle a su tierra lo que ayer tuvo, alcanzando niveles de crecimiento en lo social y económico, que la convirtieron en atractivo dentro y fuera de Venezuela, constituye una verdadera empresa que requiere experiencia, capacidad manifiesta para gerenciar y, sobre todo liderazgo bien ganado, por trabajo y por defensa de los intereses insulares.
Nadie puede hoy argumentar en contrario lo que es una verdad irrebatible: Con Morel Rodríguez Ávila en la gobernación, Nueva Esparta progresó y se desarrolló de manera extraordinaria, que no se puede negar ni menos disminuir su importancia
na gestión que, en suma, significó engrandecer el turismo, con Puerto Libre y una red hotelera de categoría, que la convirtieron en atractivo muy especial en todo El Caribe,
A eso se sumaban los servicios públicos, que eran eficientes: calles, avenidas; energía eléctrica, servicio de gas doméstico, facilitando agua potable, pleno empleo; la industria de la construcción –como en ningún otro estado del país- convertida en potencia; inversionistas venezolanos y extranjeros desarrollando proyectos, en medio de un clima de paz social, de paz laboral, de paz política.
Esa Nueva Esparta es la que Morel Rodríguez Ávila está frontalmente decidido a recuperar. Con la ayuda manifiesta del gobierno central, que lo sabe serio, responsable, preocupado por el pueblo, y el respaldo pleno de empresarios, trabajadores, pescadores, campesinos, en fin la sociedad civil toda, emprendió un largo, pero seguro camino al porvenir.
A seis meses ya de haberlo iniciado, buena ha sido la acumulación de logros en los once municipios, atendiendo prioridades, distribuyendo la cesta alimentaria, el tren de la Salud, reparando escuelas, numerosas reuniones con los sectores, examinando propuestas, presentando proyectos, diligenciando respuestas a planteamientos de la gente.
Es decir, sirviendo no siendo servido; trabajando, no pastoreando nubes, respondiendo con hechos a los insulares, reviviendo la Margariteñidad en todo su amplio significado, especialmente en decir verdades y actuar con responsabilidad en favor del colectivo.
AngelCiroGuerero