El mayoritario y gigantesco deseo de millones de venezolanos, no es una simple utopía. Es una realidad incontrovertible. Ha ido madurando en el corazón de quienes la quieren y responsablemente trabajan, con pasionaria voluntad, para lograrlo.
Es una situación que evidencia al mundo entero lo decididos que están en avanzar, paso a paso, legal y democráticamente actuando en pacífica actitud, alejados de toda violencia, vista fija en el futuro inmediato.
Los motiva, además de recobrar la plena libertad, el desarrollo y el progreso que la nación merece. Una tarea que se han propuesto reemprender, a costa del necesario sacrificio que habrá de llevarse a cuestas para reordenar el inmenso desorden en que se encontrará la república, cuando llegue la hora electoral tan esperada por todos los ciudadanos.
La que el país está viviendo desde hace dos décadas y media, día tras día en donde el régimen endurece su actitud autoritaria, toma decisiones que, una a una, compendian su inconveniencia y terminan en fracaso porque nada resuelven.
Y la prueba se constata en todos los sectores de la vida nacional, que los economistas no comprometidos a decirle sí a todo lo que anuncia Miraflores, bajo riesgo se atreven a plantear lo que en realidad sucede, resulta tan cierto como que la tierra sí es redonda.
Valgan específicos ejemplos: El régimen cree todavía que el pueblo aún le respalda y se alegra con el anuncio hecho por el presidente de agregar una chuchería a la bolsa Clap que es, sin duda, la mayor muestra del populismo gobernante.
No solo por lo pobre de su contenido, incluyendo los gorgojos y su costo que aumenta a cada rato, sino la actitud, generalmente grosera, de quienes manejan tan humillante programa. Igual ocurre en el ámbito de la salud. Los hospitales siguen sin la debida provisión de medicamentos, desde una gasa y una inyectadora o un estetoscopio, hasta lo mínimo indispensable para una cirugía.
En cuanto a la educación, los noticieros mostraron hace días cómo una escuela se ha convertido en amenaza latente para la vida de sus escolares: los techos se están cayendo y el régimen, a pesar de las reiteradas denuncias de los maestros, no ha considerado la posibilidad cierta de una tragedia.
Lo que sí le motiva es cómo hacer para que los infantes aprendan a que el Mariscal Sucre no fue, después de Bolívar y de Páez, uno de los tres principales padres de la patria, y ahora sí lo sean el Che, Fidel y Chávez
Mientras, la pobreza extrema cunde; los que hurgan la basura buscando qué comer ya son un problema en el país; los trabajadores del sector público siguen cobrando un salario miserable y a sus reclamos no se les hace caso, pues si ver vamos, el aumento es tan exiguo que tan poco alcanza. No hay que olvidar, de paso, que la delincuencia sigue siendo la dueña de las calles.
La nueva Venezuela es, pues, una realidad. Y para sostener esta verdad, hay millones de ciudadanos que la harán efectiva mediante su respaldo, a la hora del sufragar, en determinante mayoría a la líder del país, María Corina Machado.
Así sucederá, piensan los demócratas, en aferrada convicción de no estar equivocados. Resultará imposible que el régimen sea reelegido legalmente. No tienen ya seguidores suficientes para ganar de nuevo el poder.
Se les ha ido, fugado, mejor dicho, por lo menos tres cuartas partes de los apoyos que el oficialismo cree tener todavía en sus alforjas, que engorda, eso sí, con inmensas sumas de dinero público.
Los jerarcas rojos dicen estar seguros de su triunfo y sus voceros, uno repartiendo mazazos a diestra y siniestra pero nada de ideas que asomen aunque sea el intento de resolver la penosa y vergonzante situación terriblemente crítica de los servicios públicos; el otro desde el parlamento “descubriendo” planes que el fiscal, tan diligente, de inmediato expide las órdenes de arresto sin contemplación alguna con la modalidad de que nadie sabe quién o quiénes las ejecutan, porque sobran los organismos de inteligencia y de policía.
Y el principal, desde palacio, anunciando que con la “Operación Furia”, acabará con todos sus adversarios que se le atraviesen en sus intentos de reelección, porque él ganará por las buenas o por las malas.
Se ha hecho costumbre, no la detención, sino el secuestro y los mil y un impedimentos para que los abogados defensores puedan actuar desde el primer momento; engañan con la fecha, hora y lugar de la presentación en tribunales de modo que el detenido no tenga la debida defensa.
Esa es, en síntesis, la justicia revolucionaria. Frente a ella, recordemos lo afirmado por Delsy en cuanto a que ella y su hermano están en la revolución porque la revolución les garantiza la venganza, así de simple.
La nueva Venezuela está por abrirse al mundo y comenzar a mostrarse voluntaria y capaz de reencontrarse con la paz y la libertad, que son sinónimos de democracia. Regresaremos al camino que se cerró en diciembre de 1998 con la llegada del comunismo disfrazado de socialismo del siglo XXI.
Pero en esta oportunidad, y para siempre, pensando en grande y no en una nación parcelada y con dueños que la han expoliado, secuestrado y subyugado hasta lo indecible.
AngelCiroGuerrero