Estudios de la momia mejor conservada de Suiza, del siglo XVIII y que en vida fue la hija de un predicador, han determinado que la mujer murió a causa de una atípica infección bacteriana similar a la que produce la lepra o la tuberculosis.
El equipo de científicos italianos que ha investigado desde abril el cuerpo momificado de Anna Catharina Bischof, ha podido determinar que una microbacteria afectó a sus tejidos cerebrales causándole la muerte.
Descubierta en 1975 en la iglesia Barfüsserkirche de Basilea, esta momia del siglo XVIII pudo conservarse gracias a una extraordinaria presencia de mercurio en su cuerpo.
Los médicos de la época empleaban este elemento para tratar a los enfermos de sífilis.
Hasta ahora, las investigaciones sobre la momia de Basilea habían determinado que esta enfermedad había sido la causa de la muerte de Bischof.
Sin embargo, los nuevos hallazgos publicados en la revista BMC Biology confirman que, aunque la mujer padeció con toda seguridad la sífilis y fue tratada con mercurio, ésta no fue la causa de su muerte.
Lo que está claro es que el excepcional grado de conservación del cadáver ha permitido trazar el árbol genealógico de Bischof, en el que figura, entre otros descendientes, el exprimer ministro británico Boris Johnson.
No obstante, los misterios en torno a la momia de Basilea continúan siendo muchos, desde la extraña posición de sus brazos en la que fue enterrada hasta la identidad de los esqueletos que se hallaron en ataúdes a su alrededor.