De Albina Rosas y Ezequiel Ferrer nació Mireya Ferrer Rosas de Mago, la esposa de Moncho Mago y madre de Monchito, Juan, Mireyita y Cachi y hermana de muchos valiosos robleros hijos de Chico Franco su segundo padre y a quien quiso como nadie.
Sus amores afectivos Rubén Rojas, Fritzi, Pando Bandola, Raquel, Emeterita, Samuel, Wladimir, Rolman Silvestre, Nieves, Avelina, Alexander y el resto de los familiares a quienes les sirvió como una madre son una prueba determinante de la trascendencia de una mujer que se entregó a su familia como una samaritana de la vida.
Su casa en Los Corales fue la casa de todos y donde recibió con amor fraternal a todos los que llegaron a su refugio familiar a recibir amor.
Esa Maestra Mireya que se graduó de normalista ingresó a la Escuela “Miguel Suniaga” de La Guaira y encontró en la directora María Silva la mamá de Urdaris la esposa de Celestino Brito a una colega y gran amiga con la que se unió en afectos para toda la vida y juntas realizaron grandes aportes académicos para impulsar la educación varguense.
Por ese hogar de Los Corales pasó la familia Mago Ferrer y parte de la familia Franco Rosas porque Moncho y Mireya tuvieron las manos extendidas para toda su familia.
Por eso Mireya fue una de las tías más amadas de quienes la quisieron con el alma y recibieron la bondad de esta pareja de robleros que puso alma y corazón para el crecimiento académico de sus familiares.
En Catia La Mar, casa de su hermano Otilio Rosas y Moña nació ese amor que cristalizó en la unión conyugal de Moncho y Mireya que hicieron un hogar feliz por muchos años hasta que Dios decidió llevarse el profesor de Historia que se llevó bajo el brazo el libro en versos que el hijo de Chevo Mago y Antonia le dejó como legado a Los Robleros para que conocieran y estudiaran la historia compilada por el profesor Mago Ferrer.
Se casaron en 1966 bajo el madrinazgo de Raquel y María Silva, una hermana de sangre y la otra hermana de la vida.
Mireya fue una mujer de la iglesia que por años le rindió culto en La Guaira al Corazón de Jesús y María Auxiliadora, pero cuando llegó a Los Robles antes de lo planificado por la tragedia de Vargas que se llevó en sus aguas turbulentas su casa de Los Corales lo que apresuró el regreso a su pueblo Los Robles.
La hermosura y atractivo de Mireya cautivaron al hijo de Chevo Mago a quien le juró amor eterno y disfrutó de la vida en familia donde Mireya mostraba sus habilidades para el baile con las melodías de la Billos Caracas Boys y Los Melódicos.
La sonrisa de Mireya era permanente y era su marca de fábrica que en combinación con su vestimenta de colores vivos y su humildad a toda prueba mostraban un ser humano con credenciales para servir de modelo a quienes tuvieron la oportunidad de conocerla en la plenitud de su existencia, donde el samaritanismo le dejó grandes huellas que la hicieron ser reconocida como una mujer dulce y alegre.
Por eso en la puerta de la casa de Chevo Mago estuvo Mireya como la guardiana de la poesía roblera y su estilo de la elegancia hacía que sus hijos y familiares se sintieran orgullosos de una tía con cara de ángel que con sus dos agujeros en sus cachetes se exhibía como una dama de la belleza criolla.
Se nos fue Mireya en silencio con la brisa fresca de octubre y sin hacer ruido para no despertar a Moncho en su sueño eterno, sin despedirse de su inseparable Avelina y de su hermanita consejera la Negra Fritzi que por años fue su asesora en materia de salud y su confidente de la amistad.
No esperó Mireya que San Judas Tadeo cerrara sus puertas en sus fiestas patronales y partió al otro plano sin llevarse ni una muda de ropa, ni los turbantes de la elegancia que la hicieron lucir fotogénica para ser orgullo de sus hijos y de su pueblo.
Vio Mireya la caída de la Mata de Ceiba, la muerte lenta de las fiestas patronales de Los Robles, el bajón estudiantil de la educación insular y la perdida der tiempo de un pueblo que duele y que ha ido perdiendo espacios porque ya la juventud prefiere conseguir dinero fácil que ir a las universidades a triunfar.
Y eso que dejaron Mireya y Moncho en el tintero la posibilidad de graduarse de abogados en la UCV por razones de tiempo y que se conformaron con llevar cada noche a Pando Bandola a los ensayos del Orfeón Universitario en los predios de la casa que vence las sombras donde el Catire pasó las pruebas de Bandola y tenor para ir a Las Azores y que por un toque en Barinas perdió ese vuelo con destino al otro plano y eso lo salvó de quedarse guardado en el tiempo.
Así fue Mireya una protectora de sus hermanos y al Catire Pando Bandola lo acogió en su seno por años hasta que de abogado y sicólogo logró alcanzar sus metas y con orgullo formar parte del Orfeón Universitario para beneplácito de su hermana que siempre soñó que llegara con sus triunfos hasta lo más infinito.
Mireya vio a sus hijos consolidarse como estudiantes y eran su gran orgullo junto al escritor y profesor reconocido Mago Ferrer el autor del libro “Los Robles en décimas y versos” donde escribió este verso que marcó la armonía familiar que sembró con su amada Mireya.
“La Pilarica me ha dado/ los favores que he pedido/ un hogar siempre unido/ por la iglesia consagrado/ cuatro hijos me han entregado/ Ramón, Juan, Mireya, Eusemir/ y con ellos la paz de vivir/ y el amor de mis seres queridos/.
Encíclica/ManuelAvila