La no aprobación de la Memoria y Cuentas del Gobernador Morel Rodríguez rompió los esquemas de la historia democrática insular cuando se levantó el informe para romper el hilo de triunfos del Mandatario Regional en 6 períodos de gobierno.
Esa no aprobación es un trámite administrativo no convalidante que forma parte de las historias del olvido nacional, pues si a bien vamos a los otros gobernantes le han improbado sus memorias y sus cuentas y solo recuerdos en las fuentes hemerográficas quedan como recuerdo de las pésimas gestiones.
Nada pasó con el ex Gobernador Alfredo Díaz que fue reprobado durante 4 años consecutivos, nadie evaluó a Mata Figueroa, ni a Dante Rivas como protectores de Nueva Esparta. En esas gestiones los desastres administrativos de esos años de gestiones incoloras, inodoras e insípidas que nada le dejaron al estado, ni siquiera tuvieron algún llamado de atención por los desastres cometidos.
Por eso Nueva Esparta ríe por la no aprobación al Gobernador con mayor historial en Nueva Esparta y quizás del país. A veces chocar contra la historia de los hombres creemos que puede dañar su imagen de funcionario público y eso no sucedió en Nueva Esparta porque después de la decisión desafortunada ocurrida el jueves 18 de mayo se desataron las pasiones de la gente apoyando a su Gobernador.
No hablaré de los estudios técnicos, administrativos y jurídicos que llevaron a la no aprobación, sino a la posibilidad de hacer un llamado de atención para corregir en una especie de pedagogía política para no hacer shows mediáticos que alteren la paz ciudadana.
Pero no se interpeló a los funcionarios en cuestión, sino que se fue de una sola vez al enjuiciamiento del Ciudadano Gobernador que lejos de incomodarlo, lo elevaron hasta su máximo nivel para ser apoyado por el pueblo de Nueva Esparta.
En fin no se logró el fin mediático que se creyó alcanzar y peor fue el remedio que la enfermedad. No se lograron los objetivos planeados y más allá del alboroto mediático solo se alteró la paz de una región que anda buscando la reactivación de su economía se perdió una bonita oportunidad de realizar pedagogía política al sugerir enseñanzas para corregir errores administrativos si es que existieron.
Aquí en Nueva Esparta hay tantos problemas con los servicios públicos que maniatan el desarrollo del turismo que es injusto ocupar el tiempo en pesquisas simples que se pueden enmendar con la buena voluntad legislativa que resulta intrascendente quedarse en lo simple sin ir a lo complejo.
Por eso dejar que la población neoespartana se quede sin agua por más de 50 días y no realizar una interpelación al Presidente de HIDROCARIBE, no atender las fallas eléctricas, la problemática de la basura que se convirtió en un salto atrás porque le dieron la concesión a personas de otras latitudes, las fallas del elemento comunicacional en una isla del turismo, la entrega del aeropuerto y la explotación de la magnesita que se la llevan fuera de la isla para beneficio de amigos del gobierno y tantos embrollos públicos que en nada ayudan al desarrollo de Nueva Esparta.
La ola de Morelmanía que se desató entre jueves, viernes, sábado y domingo en la isla deja una enseñanza a los que equivocan los saltos políticos que en este arte de la política no basta con soñar y buscar jugadas alejadas de la realidad insular, sino que para ganarse los galones hay que ir al campo de batalla a dar la cara y a exponer planteamientos para que la gente entienda el malestar y considere válido el paso a dar.
La gente que ya no recibe las cestas de comida del Gobierno Nacional celebra las bolsas entregadas por el Gobernador en las barriadas pobres de la región y apoyan la rehabilitación y dotación de los centros de salud de la región, pues es evidente que la gente necesita ayuda venga de donde venga. Por eso la política practicada en estos tiempos no se basa en el chisme, la trampa y los saltos mortales, sino de resolver los problemas de la gente.
Lo cierto es que revivieron “El efecto Morel” al poner una celada comunicacional salpicada de show a un gobernador en ejercicio que viene realizando maromas administrativas para resolver los problemas fundamentales de su pueblo. Esa no es la ayuda que requiere un estado que observa la actuación de sus políticos y los deja correr hasta el cansancio.
Esa interpelación ha debido realizarse por encima de las ambiciones políticas que son válidas, pero que tienen su momento y este no era precisamente la ocasión para intentar un vuelco a la oportunidad política del equipo opositor. Ese cálculo estratégico se perdió en el tiempo y lejos de socavar la fortaleza reconocida de Morel en la región lo hizo alzarse con la victoria por encima de intereses mezquinos de quienes buscan el poder a toda costa.
La lección del líder se repitió en Nueva Esparta para dejar bien claro que los liderazgos se forman desde abajo y en nada se parece a esos intentos alocados por ganarse el cariño de la gente a la brava. Eso quedó demostrado por la ola de apoyos al Gobernador que deja una enseñanza a los cazadores de popularidad para que terminen de entender que no es fácil tejer liderazgos con jugadas alejadas del interés de los pueblos.
Aquí hay que gobernar para la gente con beneficios colectivos y no entendiendo que con shows mediáticos se puede construir el desarrollo de una región. El tema no está centrado en seguir discutiendo elementos administrativos ligeros, sino en sumar voluntades para elevar el debate y construir la Nueva Esparta del futuro, pues como dijo Jorge Luís Borges “La verdad nunca penetra en una mente no dispuesta”.