Tres cuartas partes del mundo califican de miserable, mala gente, insensible y hasta desnaturalizado al régimen que manda en Miraflores. Quienes de tal modo opinan, afirman tener toda la razón. Y citan, entre muchos ejemplos, uno de los últimos, el más lamentable de todos cuantos a la fecha ha cometido.
La orden al Seniat de cerrar cualquier sitio donde acuda María Corina Machado y de entorpecer al máximo su recorrido por toda Venezuela, es la prueba máxima del miedo que le tiene a la aplastante derrota que les espera el 28-J. Hoteles, salones, restaurantes, además de impedirle viajar en avión; la permanencia en todo lugar de funcionarios de los distintos cuerpos de inteligencia, militares y civiles, uniformados o no, que la persiguen, son asimismo, demostración más que evidente del terror que les causa la líder del movimiento ciudadano que logró, desde ya, el gran cambio que requiere Venezuela.
Ella, acompañada de mucho pueblo, y teniendo en Edmundo González Urrutia a su mejor aliado, como seguro ganador de la presidencia de la república, va feliz por la geografía nacional. Todas las puertas se le abren.
Las calles se llenan de gente que, sin importarles, la represión del oficialismo, forman multitudes que dejan muy mal parado, escuálido, pues, al que busca reelegirse y, de paso, le van dando soberanos mazazos, que no de cartón, al nefando Diosdado.
Metiendo la pata, a cada rato, el régimen está clavado en el barranco. Por su tozudez, por no querer aceptar que está de antemano derrotado; por no entender que pudieron en 25 años garantizar a Venezuela su lugar entre los mejores países del planeta, tal cual la democracia venía haciéndolo, y como lo ofreciera cuando el ya ido se juramentó, sobre una “Constitución moribunda” para crear una Constitución “a su medida”, están definitivamente derrotados.
Los que entonces les seguían, rodilla en tierra, se cansaron. Fueron inconmensurables las mentiras y miles de miles de millones de dólares los robados, al extremo que también nos convirtieron en la nación más corrupta, sitial al que la llevaron los jefes rojos de un comunismo socialista, que ha sido la perdición de la nación venezolana.
Las pruebas que lo afirman, lo testimonian, lo indican, lo comprueban y lo gritan como verdad irrebatible, están en los tribunales internacionales.
Ellos se encargarán de hacer justicia porque, como no están tarifados, sí podrán impartirla. La orden dada, para tratar de sacar del foso al que jura, ahora, darle toda la felicidad posible al pueblo, a propósito, olvida que ni siquiera un ápice trabajó por lograrla en sus dos mandatos, lo terminó de hundir.
Lula y Petro no podrán salvarlo. Millones de venezolanos sólo esperan el día de las elecciones para, en ejemplo de decisión ciudadana, electoral y democrática, decretar el fin de la revolución que nada bueno hizo, porque falló en todo. Se quedó en marchas, publicidad y pura paja.
Un tímido inventario de lo mucho que hizo la democracia y lo poco, muy poco hecho por la revolución muestra gigantescos resultados.
Lo sucedido en Corozopando, sur del Guárico, en pleno llano, vía hacia San Fernando de Apure, en el humilde restaurancito de las Hermanas Hernández, no tiene nombre.
Fue todo un baldón imperdonable el cometido por el Seniat, que dirige José David, el jefe de la tribu Cabello, que domina el instituto fiscalizador.
Por cierto, no es la primera vez y posiblemente no será la última, que el hermano de Diosdado viene cometiendo tal clase de barbaridades, asunto muy parecido a la reprobable escena que protagonizó el que se fue con aquello de “¡Expropiése!”.
Las Hermanas Hernández, son mujeres emprendedoras, llaneras que no se arredran ante nada ni menos las asustan los espantos de la sabana, venden comida a los viajeros que pasan por Corozopando, en ruta de ida o vuelta Calabozo-San Fernando de Apure.
Pero su especialidad son las empanadas. Pues bien, María Corina y su equipo de giras, que se dirigía a la capital apureña, se detuvieron a desayunar, mientras todo el pueblo celebraba su presencia.. Consumieron catorce desayunos.
La despedida fue de abrazos y de formal compromiso, mejor dicho: ratificación del respaldo a la líder y al candidato de la Victoria. Eso molestó a los espías del régimen quienes de inmediato pasaron “la novedad” a su comando. Y su comando al de Caracas y el de Caracas al Seniat.
Veloces, las funcionarias y un guardia nacional se presentaron al negocito y pidieron revisar cuentas, lo que en efecto, con toda severidad, hicieron sin molestarse en dar explicaciones.
Hasta ese día, que se sepa, el organismo no había realizado ningún operativo en Corozopando, donde también hay otras, igualmente humildes, ventas de comida. Fue solo al de las Hernández el intervenido. Cuando se quejaron del porqué del abuso contra ellas, no hubo respuestas por parte de las inquisidoras.
El régimen, que creyó haber hecho una “obra maestra”, se equivocó de plano. Lo suyo fue una vergonzosa muestra revanchista, de pésimo mal gusto que, de inmediato, toda Venezuela y el mundo entero rechazaron contundentemente, condenando la desmedida actitud de un régimen que, sin vergüenza alguna, ha dilapidado el tesoro público y permitido que Tareck el Aissami se robase una cifra cercana a los treinta mil millones de dólares.
Pero tal asunto tuvo otras consecuencias, afortunadas para las Hernández: la fama de su negocio creció de inmediato. Ellas, que tienen a su madre, muy anciana y enferma, simplemente se mudaron de sitio.
Bajo una enorme mata de Mamón, instalaron su fogón y comenzaron a vender empanadas. Todo Corozopando siguió comprándoselas y los viajeros, -los que van y vienen de San Fernando- ya conocedores de lo sucedido, por igual se detienen.
Agradecidas por el gesto de sus paisanos, las Hernández están ahora vendiendo más empanadas que nunca, gracias al “mocho” del Seniat que, con tal acción, siguió al de su hermano, el del mazo de cartón, en la super-estrategia de ir ayudando a crecer la avalancha de votos que se desprenderá, también en Corozopando, a favor de María Corina y Edmundo en su propósito de ganar para Venezuela la presidencia de la república.
A las hermanas Hernández las están felicitando y solicitando comprarles empañadas desde muchas partes del mundo. María Corina, a su regreso victorioso de su gira por Apure, pasó a saludarlas nuevamente y constató la feliz multiplicación de las empanadas.
ÁngelCiroGuerrero