Desde 1974 cuando el Gocho Carlos Andrés Pérez y su “Democracia con energía” tomaron las calles del país para meterse en el alma de los venezolanos y en el 88 retorna al poder con su eslogan “el gran viraje”.
Ya los venezolanos lo habían elegido senador de la República recién salido de la cárcel por los hechos del Sierra Nevada donde los mismos adecos lo enjuiciaron para cobrarle la afrenta de retar al partido del pueblo.
Los venezolanos no les hicieron caso a los gritos de los adecos y eligieron senador al Gocho con el movimiento Apertura y Participación Nacional con independientes y disidentes de AD que entendieron la jugarreta que le hicieron desde el seno blanco al Gocho.
Con la emoción de los venezolanos en especial del pueblo adeco el ex Presidente Carlos Andrés Pérez salió de las catacumbas después de haber sido condenado por malversación de fondos por la compra del Buque “Sierra Nevada”.
Esta decisión de los adecos de elegir a CAP a los 74 años produjo una ruptura inevitable de la mayor organización política de la historia de Venezuela.
En el caso de Chávez en el 99 que venía de pagar cárcel en Yare después del Caracazo donde dejó sembrada la semilla de la popularidad cuando lanzó su “por ahora” como grito de guerra para ser elegido en el 99 como presidente de la república para así condenar al pueblo venezolano a su peor tragedia política de los nuevos tiempos.
Volvieron los venezolanos a encontrar en la figura de un militar la solución a la crisis que agobiaba al país en los planos político, social y económico.
Chávez llegó con ganas de comerse el mundo y arrancó una escalada a la rehabilitación de Venezuela usando consignas militares y realizando acrobacias sociales en materia económica y usando la educación como punta de lanza para ideologizar a los venezolanos que sumidos en la ignorancia deliraban por las ideas educativas de las misiones.
Solo buscaba Chávez someter al pueblo venezolano mediante un proceso ideologizante que le vino desde la Cuba de Fidel a cambio de petróleo gratis y comida para solventar la crisis del hambre en la Cuba de Martí.
Con esos dos capítulos de la emoción como base fundamental de la elección de los presidentes en Latinoamérica se prueba que este país ha vivido por mucho tiempo de las emociones como instrumento para conquistar el poder.
Eslogan como “Democracia con energía” de la primera campaña de CAP, “Ese hombre si camina” y “El gran viraje” pudo el Gocho romper los esquemas de los desastres de gobierno y la gente apostó a la esperanza como norte.
No han dejado los venezolanos de buscar un vengador como Presidente y en el 99 encontraron en el militar golpista la salvación de su país, razón por la cual se subió al poder en los hombros de un pueblo que no le importó volver a la dictadura militarista, a devolverle el poder a los sedientos de poder por años y a un grupo de golpistas que solo soñaban con ver las arcas del país repletas de dólares.
Por eso cuando los venezolanos después de 25 años de gobierno chavista madurista se cansaron de tanta locura en el poder y echaron mano de nuevo a una emoción encarnada en María Corina Machado que seis meses atrás andaba como una hormiguita solitaria caminando el país y soñando con ser la líder de Venezuela.
No entendieron los partidos y los políticos venezolanos lo que venía con María Corina Machado y todo el mundo la descalificó por radical y por soñadora.
No la tomaron en serio cuando la mujer recorría los caminos de la Venezuela moribunda y ni los del régimen, ni los hombres de los partidos políticos tomaron en cuenta las acciones que la Dama de Hierro tomaba al abrazar viejitos, niños y discapacitados.
Para los divididos políticos venezolanos no era María Corina la mujer para gobernar el país y se dedicaron a ponerle piedras en su camino y a entorpecer su ruta electoral.
La dejaron sola por momentos porque no entendieron el mensaje de la caraqueña y al final si vemos lo que está ocurriendo en el país con la mujer liderando un movimiento de Unidad Nacional que frisa el 80% de la sintonía con el pueblo, terminamos entendiendo que los políticos no supieron leer lo que estaba ocurriendo en Venezuela.
Parecía que estaban viendo otra película porque todos centraron su mirada en una visión radical de la candidata y por eso la descartaron como la figura a liderar un movimiento nacional.
Pero nunca voltearon su mirada hacia el Chávez radical que amenazó con freírle la cabeza a los adecos y fusilarlos en los estadios del país y que ofreció el combate frontal a la corrupción y se convirtió en la esperanza nacional.
El cuadro se repite con una figura que convive, comparte y abraza a su pueblo y se robó el alma nacional al conquistar los corazones de los más necesitados que ven en la Dama de Hierro la esperanza para salir de la crisis.
Pero el momento político nos lleva a ver una atípica situación cuando la inhabilitan y busca en Corina Yoris una suplente de postín y también se la volaron de la posibilidad electoral.
Y en última instancia aparece Edmundo González como el emergente que ocupa el rol de salvador con la tarjeta de la manito como la salvación a la crisis que arrinconó por momentos a la oposición venezolana.
En estos momentos esa dupla María Corina y Edmundo le han cambiado el tapizado a la política venezolana y andan caminando en una sola dirección para salvar a Venezuela de la situación de crispación nacional que mantiene en el filo de la navaja a un país que se prepara para concretar la victoria más rutilante de los venezolanos en este siglo.
Las encuestas no se equivocan y la voz del pueblo resuena desde Los Andes hasta Oriente con el mensaje de la esperanza dibujado en la frente de una caraqueña que ha luchado contra la corriente en gestas épicas que han puesto a prueba su coraje para vencer las adversidades.
Eso es lo que hay en una Venezuela que sueña con la libertad y que tiene en Edmundo González y María Corina Machado su pase seguro a la libertad de Venezuela.
Encíclica/ManuelAvila