Kaldi y café son dos palabras que van íntimamente ligadas y es que Kaldi, un humilde pastor africano, tiene el honor de figurar como el descubridor del fruto de café. Algunas versiones de la historia mencionan que era un pastor yemení, otras que era etíope, pero todas coinciden en que tenía un rebaño de cabras.
Como en toda buena leyenda, la realidad y la fantasía se mezclan, dando lugar, también, a diferentes versiones de la historia. La versión más extendida sitúa a Kaldi en el siglo IX, en la zona montañosa de Kaffa (Etiopía) con sus cabras. El pastor observó que el rebaño se comportaba de forma extraña, saltando y brincando, y tenían más energía después de ingerir unas curiosas bayas rojas de un arbusto que no conocía.
Algunas versiones de la leyenda del café cuentan que el mismo Kaldi decidió probar las bayas él mismo y descubrió en propia piel los efectos energizantes del café, que le mantuvieron despierto toda la noche. A partir de ahí, decidió llevar algunos de estos frutos a unos monjes de un monasterio próximo.
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