Cuando yo tenía 9 años de edad empecé a valorar lo grande que era para mí Jóvito Villalba, y por siempre fue mi líder, yo era Jovitero. Mi residencia era una casita de barro piso de tierra en el barrio Caracas, Boca de Rio, nos separaba la laguna que le dicen la Sequía y nos unía un puente de madera.
Todos éramos del partido Unión Republicana Democrática, éramos el diez por Ciento y los Adecos eran el noventa, eso eran peleas de piedra, palos y hasta disparos de revolver. Hay un suceso muy triste generado por estas diferencias ideológicas entre los seguidores de ambos partidos y fue que en una caravana cerrando la campaña de Jovito contra Perez Jiménez, empezaron a disparar desde la casa de Acción Democrstica y mataron a una muchacha llamada Roraima, de Juangriego hija del Doctor Herrera Pinto amigo de Jovito. Eso fue faltando pocos días para las elecciones del 30 de noviembre de 1952.
En ese tiempo yo manejaba una camioneta vieja con una toldilla de lona y bancos de madera, cargando pasajeros y llevando cervezas a un cliente por carreteras de tierra.
Faltando 15 días para las eleciones organizamos un desfile marítimo de lanchas en la Bahía del pueblo, ese fue un espectáculo hermoso, unas cuarenta lanchas con banderas amarillas y muchos cohetes, Félix Marcano y yo cargamos en las dos camionetas mucha gente para la playa y cuando regresábamos del desfile íbamos a tomar las camionetas, estaba la Guardia Nacional esperándonos, nos llevaron a la Seguridad Nacional, en la oficina de Boca del Río, había tres funcionarios, por fortuna ellos eran amigos de nosotros y muchas veces nos tomábamos unas cuantas cervezas, nos dijeron que nos iban a dejar 10 días presos pero que ya habían pasado el informe que no representábamos ningún peligro para el régimen.
Llegué a la Presidecia de la Cámara de Importadores y me dije esta es la oportunidad de yo hablar con Jóvito, para mi fortuna las cosas se dieron. Donato el último hijo de Jóvito vino a vivir a Margarita en la casa de la familia, lo conocí y nos hicimos muy amigos, le conté mis deseos de conocer al personaje.
Me dijo Mamá viene el viernes, los invité almorzar, ya yo estaba en el directorio de Consecomercio, me preguntó cuando iba para Caracas, le dije que todos los martes. Acordamos vernos a las 10 de la mañana en la oficina de Jóvito en Plaza Venezuela.
Yo le pregunté a Ismenia si el maestro se tomaba su whyskicito y me contestó que todas las noches se tomaba uno o cuando iba a almorzar a la casa, desde entonces cada dos meses pasaba llevándole su botellita, ese día tuvimos una amena conversación, entre las cosas que hablamos surgió el evento que conté al principio sobre la muerte de la Joven Roraima durante la campana electoral, esto tuvo un impacto muy fuerte en él.
Otro de los temas hablados fue el nombramiento como senador por Nueva Esparta del padre Montaner y la intención de este de ayudar a pacificar los pueblos a pesar de sus buenos oficios no se logró el objetivo, luego de esta conversación comenzó una gran amistad con los Villalbas que me invitaron a el matrimonio de su última hija, tuve el honor de estar en la misma mesa con Donato y Miguel Rodríguez y cuando tomé posesión por segunda vez de la Cámara, Ismenia vino a mi toma de posesión.
Cuando lo trajeron enfermo a Margarita, en sus últimos días, Monchito Borra y yo lo visitábamos cada tres días.
Un gesto de Jovito para con la isla que no puedo dejar de nombrar es que en el año 1986 los textileros estaban presionando para que nos quitaran las sábanas, fuí donde Jovito y llamó al Ministro de hacienda y problema resuelto.
Morel tuvo un gesto para rendir homenaje a Jóvito y fue traerse a la isla el busto de este gran político neoespartano, reconociendo con esto su grandeza y su trabajo por el desarrollo y crecimiento de su amado estado.
Estas líneas significan mucho para mí, las escribí con un profundo sentimiento de admiración y respeto para un hombre que tuve el honor de seguir y conocer.
Luciano»Chanito»Marín