
“El 23 de marzo de 1928 nace en Pampatar Jóvito Villalba Gutiérrez, abogado y profesor de derecho constitucional, orador, discurseador y tribuno político reconocido en América.
Fue el máximo líder del partido URD fundado el 10 de diciembre de 1945 con una doctrina nacionalista democrática, revolucionaria y popular hasta su muerte acaecida el 8 de julio de 1989 y enterrado en su lar natal de Pampatar. Recibió el tratamiento de maestro.
Comenzó a participar en política contra el régimen del General Juan Vicente Gómez. En el año 1928 fue electo presidente de la Federación de Estudiantes de Venezuela.
Desde esa posición le tocó combatir la dictadura de Gómez. Fue diputado y senador al Congreso Nacional y candidato a la Presidencia de la República y fue un tenaz opositor a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez”, “Margarita en la Historia” del cronista, profesor y periodista Pedro Claver Cedeño, 1915.
Con esas palabras del centinela de la Virgen del Valle se describe parte de la biografía del pampatarense casado con la también política Ismenia de Villalba la mujer que lo acompañó en su lucha en defensa de la democracia.
El verbo de Jóvito Villalba fue tan poderoso que cuando lanzaba sus discursos el país enteró se sentaba a escuchar a ese mago de la palabra de cuyo cerebro brotaban frases y oraciones que motivaban a los venezolanos a salir a las calles a terminar con las dictaduras de Gómez y Marcos Pérez Jiménez y por esa razón fue considerado por los dictadores como un hombre muy peligroso con la palabra para sus gobiernos.
Esa lucha de Jóvito nunca la pudieron detener ni las prisiones, ni los destierros a que lo sometieron las feroces dictaduras que combatió y por eso fue condenado a prisión en el Cuartel de El Cuño y luego al Castillo de Puerto Cabello y al Palenque y a La Rotunda donde los esbirros del gomecismo torturaron a los estudiantes con métodos que buscaban que soltarán confesiones comprometedoras a lo que los estudiantes preferían morir que revelar planes conspiratorios.
Sin dudas fue Jóvito Villalba el líder que más soportó vejámenes y grillos de parte del gomecismo y junto a Raúl Leoni y Rómulo Betancourt fueron enviados a Colombia, Curazao donde sufrieron las inclemencia y sufrimientos del destierro que los hacían sobrevivir realizando trabajos múltiples entre los cuales estaba el periodismo.
Muchos no se imaginan las pesadillas que sufrieron estos venezolanos ejemplares para combatir la dictadura desde el exterior.
Los años 30 fueron los más duros para Villalba que fue el único preso que mantuvieron con grillos en el Castillo de San Carlos donde lo mantuvieron castigado por lo peligroso que resultaba para la dictadura.
Y por eso lo sacaron desterrado muchas veces porque era un joven de escasos 26 años que solo pensaba en la libertad de su país.
Por eso en Colombia aprovechó su estadía para visualizar el rumbo que debía tomar Venezuela ante la inminente muerte del dictador.
En ese ir y venir estuvo Jóvito Villalba en distintas partes del Caribe tejiendo y destejiendo el Sebucán de su futuro político que no pudo ser detenido ni por grillos, ni por destierros porque Jóvito, Betancourt y Leoni fueron tres grandes hombres que desde el destierro mantuvieron la tea de la libertad encendida en busca de la libertad de esta tierra que ha mantenido su prisión imaginaria por el militarismo que ha sido parte de la conciencia colectiva de estos pueblos.
Estudiar a profundidad las luchas de Jóvito Villalba implica ver el ejemplo de un estudiante que nunca se rindió y aunque lo sometieron a las peores torturas y castigos mantuvo ese espíritu libertario intacto porque lo que soñó siempre fue la libertad de su patria.
Revisar las idas y venidas de Jóvito de los destierros a Venezuela y sus persecuciones permanentes hablan de un hombre con mucho coraje que venció las dificultades porque su fuego interior tuvo siempre muy claro que luchar contra las dictaduras no es algo tan sencillo.
Se dice que cuando muere Gómez, Jóvito, Gustavo Machado y Valmore Rodríguez regresan a Venezuela y casi inmediatamente fueron presos por López Contreras que sabía de la peligrosidad de estos personajes que venían dispuestos a luchar por la libertad de su país.
A la muerte de Gómez Jóvito regresa al país y retoma sus estudios de derecho en la Universidad Central de Venezuela y es electo presidente del Centro de Estudiantes, lo que era una piedra en el zapato para el General López Contreras que comenzó a ver de cerca el peligro latente de tener al margariteño en esa peligrosa responsabilidad para el régimen en momentos cuando López Contreras abrió la posibilidad de dar validez nuevamente a los partidos políticos.
Pero el nombramiento como gobernadores a sus compadres encrespó de nuevo las aguas y eso dio pie para que arrancará una nueva fase de la política venezolana con la creación de los partidos políticos.
En el año 36 se dice que a Jóvito le faltó guáramo para escalar al poder, pero el líder pampatarense quiso evitar un baño de sangre antes que ascender al poder por la fuerza colectiva del pueblo que tenía ganas de enfrentar al régimen de López Contreras para poner fin a la dictadura.
Jóvito prefirió evitar una catástrofe colectiva decisión que, interpretada por muchos como un acto de cobardía, pero que la historia valoraría la actuación del líder del momento que prefirió salvar a su pueblo ante que ascender al poder.
Con Medina Angarita se abren las compuertas para hacer política y Jóvito aprovecha esa cobertura para estudiar en la UCV y terminar sus estudios de derecho y madurar políticamente hasta fundar su partido URD como el instrumento para dar grande luchas democráticas en esa Venezuela que tanto amó.
Haber ido tantas veces al exilio forzado, ser torturado en el Castillo de San Carlos, condenado a 7 años de cárcel con grillos en los pies y condenado a pagar con cárcel la lucha por la libertad es un caso inédito de un paladín de la democracia que enfrentó a Gómez, López Contreras y Marcos Pérez Jiménez para lograr la libertad de los venezolanos.
Pero de qué le valió al pampatarense tanto esfuerzo cuando los venezolanos como las cabras locas mandaron al carajo tanto esfuerzo en las cárceles para volver por los caminos de la oscuridad y mandando a los mil demonios las luchas democráticas de Jóvito, Rómulo, Leoni, Valmore Rodríguez, Pinto Salinas y tantos otros que dejaron pegados los cueros en las prisiones del país.
Que no tuvo suerte en la política eso es cierto porque con las luchas que dio, los exilios y castigos que recibió y con los discursos que movieron la fibra nacional tenía palabras suficientes para haber coronado su sueño de ser presidente de Venezuela.
Pero el margariteño, que ha sido el mejor tribuno de América, donde todavía nadie lo ha destronado, formó en el devenir histórico una trilogía con el presbítero Manuel Montaner y el diputado Raimundo Verde Rojas que fueron tres baluartes de la palabra capaces de levantar polvaredas y hojarascas cuando tomaban la palabra para dirigirse a los auditorios donde tuvieron la posibilidad de elevar las emociones de los pueblos, pues como dijo El Tribuno de América “ Yo no soy un hombre de violencia, ni de insultos.
Creo en la fuerza de la razón y considero que la democracia merece ser defendida aun a costa de nuestras vidas, porque ella es el régimen político de la razón a quien la tiene y no a quién empuja más duro a quién insulta más alto”.
Encíclica/ManuelÁvila