Controlando el partido de principio a fin, pero otra vez falto de puntería y sin brillo, el Inter logró el objetivo y accedió a las semifinales de la Copa Italia tras imponerse por la mínima al Atalanta (1-0) gracias, en gran medida, a la asistencia del argentino Lautaro Martínez.
Sin Skriniar en el once ni en el banquillo por el ‘culebrón PSG’, una decisión que no evitó que la ‘Curva Sud’ le dedicara la frase «El Inter se ama y se respeta», formó Inzaghi con Darmián en la línea de tres centrales y con Gosens en el carril izquierdo para dar descanso a Dimarco pensando en el derbi del domingo ante el Milan.
Una defensa un tanto experimental que sacó el máximo rédito en ataque con la profundidad del propio Gosens y de Dumfries, y que secó a un Zapata que, sin embargo, tuvo la única ocasión clara para adelantar a los suyos en la primera mitad con un remate sin oposición que mandó alto.
Pocos minutos antes, fue Calhanoglu el que estuvo a punto de desequilibrar la balanza con un disparo seco con su pierna zurda que se estrelló con la madera y que fue el reflejo del Inter en la primera mitad.
Un Inter que dominó el balón, que sometió a la ‘Dea’, a la que obligó a defender en campo propio casi todo el primer acto, pero sin la precisión suficiente como para hacer efectivo ese dominio.
Lukaku volvió a la titularidad y a formar pareja con Lautaro mientras Dzeko miraba desde el banquillo, pero el belga evidenció que no ha terminado de recuperar el ritmo competitivo, prácticamente intrascendente en los setenta minutos que disputó antes de marcharse sustituido por el bosnio.
Intentó Gasperini cambiar la cara de su equipo en la segunda mitad y recuperar esa frescura ofensiva que lleva exhibiendo en las últimas semanas, una versión que bien recuerda al Atalanta de hace tres campañas, con un ataque divertido, acompasado, sin complejos y muy difícil de prever para el rival por la cantidad de implicados.
Entraron en escena Hojlund y Lookman, los hombres más en forma de la ofensiva de la ‘Dea’ para intentar cambiar las tornas, pero fue justo en ese momento, a falta de media hora, cuando el Inter dio el golpe sobre la mesa. Lautaro cubrió el balón de espaldas y con un sutil toque de exterior cedió para Darmian en profundidad, que se incorporó desde segunda línea libre de marca para cruzar de primeras con su zurda y aliviar tensiones en San Siro.
Introdujo Gasperini a Muriel como reacción al tanto encajado, mientras que Inzaghi fue retirando poco a poco sus pesos pesados viendo que el partido estaba controlado. Lukaku, Lautaro, Calhanoglu y Dumfries acabaron en el banquillo para tener más descanso en vista del choque ante el Milan.
Con el peligro que conlleva un resultado tan corto y con la incapacidad -habitual este último mes a excepción de la final de Supercopa- de cerrar los partidos, incluso con el gran nivel de Lautaro, manejó los tiempos y las emociones mucho mejor el Inter, especialmente en los últimos minutos, y mantuvo la puerta a cero, certificando su pasaporte a unas semis en la que se medirá al ganador de la Juventus-Lazio.
Notiespartano/800Noticias