A Pedro Rodríguez, el hijo de Valentín Rodríguez “Carrolo” y Leonides Jiménez le correspondió como a muchos robleros de su generación estudiar hasta 6to grado porque las condiciones económicas de estos pueblos lo obligó a poner fin a sus sueños de futuro.
Estudió como todos los pilarenses en la Escuela “Víctor Cedeño” de Los Robles y empezó su trabajo como conuquero que era la posibilidad que le podía ofrecer su padre Carrolo que lo enseñó a trabajar el campo en materia de agricultura, a cazar conejos, tortolitas y a jalar guarames.
La crisis económica que marcaba a Los Robles en esos tiempos era parte de las penurias de la época y Pedro Rodríguez viendo las limitaciones de su familia decidió irse a La Guaira donde tenía familiares que le ofrecieron casa y alimentación mientras lograba emparejar los niveles económicos de su reacomodo social al ir a otras tierras en busca de mejoras económicas que le permitieran ayudar a sus padres y hermanos que estaban atravesando serios problemas para su subsistencia.
Por eso Pedro decidió irse a La Guaira en busca de Ño López y su familia para acomodarse mientras encontraba un trabajo estable.
Es que Pedro el de Carrolo decidió dar ese salto que le costó un mundo porque dejar a su familia, a su esposa Nohemí Avila y sus hijos no fue nada fácil, pero asumió el reto de buscar nuevos horizontes.
Llevó en su busaca escasos argumentos académicos porque solo el 6 to grado no era suficiente para triunfar en esas tierras litoralenses. Esa fue la razón por la cual solo encontró un trabajo como aseador en la línea Avensa donde realizó su trabajo con tanta disciplina que sus jefes vieron en Pedro un potencial técnico aeronáutico.
Así ocurrió y en Avensa le dieron a Pedro la posibilidad de convertirse en Inspector de Vuelos y pudo el hijo de Leonides salir adelante venciendo obstáculos y con la mirada puesta en un futuro mejor para él y su familia.
De esa forma Pedro Rodríguez hizo un gran trabajo en el espacio aeroportuario para poner el nombre de Los Robles bien alto en ese mundo que vio el crecimiento de un hombre que insistió en ser respetado como técnico y lo logró al ser seleccionado por sus jefes como Inspector de Vuelos con prestigio al punto de mandarlo a cumplir misiones técnicas en los aeropuertos de América y parte de Europa.
Eso nos permitió verlo en las fotografías de algunas revistas realizando su trabajo de Inspector de Vuelos en el Perú.
Pedro puede decir que conoció una buena parte del mundo desde el aire porque siempre andaba en funciones de trabajo y apenas llegó a ver solo los aeropuertos de muchos países.
Por supuesto que Pedro venció las limitaciones de la formación y con coraje salto obstáculos y barreras profesionales y humanas para lograr alcanzar sus metas. Pero no todo fue fácil porque el sacrificio de dejar en Margarita a su familia con Nohemí Avila como protectora lo hizo establecer un puente aéreo entre Margarita y La Guaira para venir con frecuencia a la isla a visitar a su familia.
Mientras Pedro laboraba en Maiquetía a Carrolo le tocó seguir en su trabajo de conuquero y cazador para mantener a su familia y por otra parte se convirtió en el bailador de diversiones de Los Robles y quizás el mejor del país, pues movía los pies con tanta velocidad y hacía contorsiones mágicas que le hicieron ganarse un puesto como campeón del baile de diversiones.
A Gonzalo le correspondió enrolarse en la empresa de electricidad, a Coromoto le tocó ser ama de casa, a Ligia le dieron un espacio en el Seniat y al buenote de Mario José también le tocó trabajar la agricultura, la cría de patos, a Moncho le tocó ser conuquero y bedel de escuelas y a los morochos Marcelo y Manuel le correspondió fungir de motorizados en algunas empresas de la isla.
Así su familia salió adelante con su esposa Nohemí como Jefe de Cuadrillas de la Alcaldía de Maneiro y a Lesly le correspondió estar el lado de una mujer triunfadora como Esmeralda Salcedo con quien ha realizado una labor espectacular con su compañera de Julienny en el trabajo social de atender a las comunidades de Maneiro.
El ejemplo de Pedro como hombre con ganas de superación está en el tapete y servirá de modelo para los ciudadanos que limitados por los estudios vencen los obstáculos y salen adelante a volar los cielos del mundo.
Al final de su vida la Paraulata como le decían a Pedro pudo extender sus alas, elevar los alerones, prender las turbinas para elevar su vuelo hasta el otro plano muy orgulloso de haber contribuido a solventar los problemas económicos de su familia.
Encíclica/ManuelAvila