La Amazonía brasileña registró 5.373 focos de incendio en julio, un aumento de 8,0 % respecto al mismo período del año pasado, cuando se detectaron 4.977 puntos.
La información, reportada por Prensa Latina, se desprende de los datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) dados a conocer este lunes.
Las cifras referidas señalan además que el número de focos es 21 % menor que el de julio de 2020, cuando la mayor selva tropical del mundo notificó 6.803. La marca para el mes es de 2005, año en el cual se detectaron 19 mil 364.
La temporada de incendios en la Amazonía brasileña suele ocurrir entre junio y octubre, pero las llamas son solo parte del problema en el resto del calendario. En ese periodo, agricultores, mineros y grilleros (propietarios de tierras con documentos falsos) desmatan la selva y se preparan para quemarla.
Nuevo récord en deforestación de Amazonía brasileña
A comienzos del mes de julio, el INPE había informado que la Amazonía brasileña había perdido en el primer semestre del año unos 3.987 kilómetros cuadrados de vegetación nativa, batiendo un nuevo récord de deforestación.
Las estadísticas indican que la deforestación en la zona incrementó en un 10,6 % en relación al mismo periodo de 2021, lo que equivalente a 483 estadios de fútbol, refiere Telesur.
El INPE refiere que, en junio pasado, la vegetación destruida en la Amazonía fue de 1.120 kilómetros cuadrados; y en comparación con junio de 2018, representa un aumento del 130 %.
Áreas forestales en riesgo
La Amazonía Legal corresponde al 59 por ciento del territorio brasileño y abarca el área de ocho estados (Acre, Amapá, Amazonas, Mato Grosso, Pará, Rondônia, Roraima y Tocantins) y parte de Maranhão.
Del 1 al 22 de julio, el bosque tenía mil 186 kilómetros cuadrados (km²) de área bajo desmate, según el monitoreo del satélite Deter-B, también ligado al INPE.
El satélite produce señales diarias de alteración en la cobertura forestal para áreas mayores que tres hectáreas (0,03 km²), tanto para áreas totalmente deforestadas como para aquellas en proceso de degradación forestal (explotación de madera, minería, quemadas y otras).
Brasil enfrenta una intensa presión internacional para que frene la destrucción del denominado pulmón del planeta, el cual desempeña un papel clave en el cambio climático.
La deforestación es la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en el gigante sudamericano, que contribuyen al calentamiento global, y la preservación de la floresta resulta absolutamente crucial para el mantenimiento de los procesos biológicos y climáticos que traen la lluvia a las regiones del medio oeste y el sudeste.
Organizaciones ecologistas atribuyen ese aumento de la devastación de la Amazonía brasileña a la errada posición del mandatario Jair Bolsonaro, quien defiende la explotación de los recursos minerales en las reservas indígenas, y recortó el presupuesto de entidades oficiales que persiguen los delitos medioambientales.
Notiespartano/ÚltimasNoticias