Desde hace décadas IBM, la multinacional tecnológica estadounidense más importante de los 70 y 80, se esfuerza por mejorar el sector de la computación cuántica, una oportunidad de futuro donde se han hecho fuertes.
Por suerte, los últimos esfuerzos han ayudado a la empresa a realizar experimentos cuánticos esenciales para el futuro de la informática. Todos los expertos concuerdan en que, una vez se domine, la cuántica será la mejor y más potente forma de trabajar.
Ahora, IBM quiere llevar las cosas un poco más lejos creando el mayor refrigerador de dilución por volumen experimental. Vamos a explicar qué significa esto.
«La supernevera -conocida como proyecto Goldeneye– es una prueba de concepto para un refrigerador de dilución, capaz de enfriar las futuras generaciones de experimentos cuánticos», dijo IBM a través de su comunicado de prensa oficial.
IBM explicó que el llamado proyecto Goldeneye no es realmente compatible con sus procesadores cuánticos internos. Sin embargo, este nuevo frigorífico ayudó a los investigadores de la compañía a obtener algunas lecciones importantes.
100 veces más frio que el espacio
NewScietists informó de que este nuevo refrigerador para ordenadores cuánticos es 100 veces más frío que el espacio exterior. IBM también afirmó que su nueva supernevera puede enfriar un volumen mayor que el de tres frigoríficos de cocina domésticos juntos.
Los expertos de la compañía creen que su nueva tecnología podrá albergar pronto ordenadores cuánticos con 4.000 qubits. La multinacional tecnológica también ha declarado que se está preparando para trasladar el Goldeneye a su Centro de Computación Cuántica de IBM, en Nueva York.
Una vez que el refrigerador de dilución masiva llegue al Centro de Computación Cuántica, IBM explorará los sistemas criogénicos a gran escala.
Esto les ayudará a desarrollar los sistemas de refrigeración que necesitan los centros de datos cuánticos de próxima generación. Entre ellos se encuentra la plataforma Bluefors Kide, que aún está en fase de desarrollo.
Los investigadores explican que los qubits generados por la computación cuántica necesitan funcionar a bajas temperaturas. Y esto se debe a que son bastante frágiles.
Incluso la más mínima vibración o cambio de temperatura puede provocar su descohesión. Además, las ondas electromagnéticas y otros cambios del entorno externo pueden afectar en gran medida a los ordenadores cuánticos. Esto es lo que cuentan los embajadores españoles de IBM.
Notiespartano/CompuerHoy