Los rebeldes hutíes del Yemen, respaldados por Irán, amenazaron hoy con atacar todo barco que se dirija a Israel, independientemente de su nacionalidad, en medio de una escalada de ataques y secuestros de buques comerciales en el mar Rojo por parte de los insurgentes.
El portavoz militar de los hutíes, Yahya Sarea, indicó en un comunicado que los insurgentes «impedirán el paso de barcos de cualquier nacionalidad que se dirijan a la entidad sionista» y «se convertirán en un objetivo legítimo», a menos que lleven alimentos y medicinas a la Franja de Gaza.
«Por la seguridad de la navegación marítima, advertimos a todos los barcos y empresas que no traten con los puertos israelíes», advirtió.
Asimismo, afirmó el «pleno compromiso» del movimiento chií «con la continuación del movimiento comercial global a través del mar Rojo y Arábigo para todos los barcos y todos países, a excepción de los buques vinculados a Israel o que transporten mercancías a puertos israelíes».
Como suele ser habitual, Sarea indicó la imposición de esta medida «como resultado del continuo compromiso del enemigo sionista con perpetrar horribles masacres, guerras genocidas y el asedio contra nuestros hermanos de Gaza».
Represalia por el veto de EEUU en Consejo de Seguridad ONU
Por su parte, el miembro del buró político de los hutíes Hezam al Asad dijo en X (antes Twitter) que esta decisión «fue tomada como consecuencia del veto estadounidense» en el Consejo de Seguridad de la ONU a la propuesta de un alto el fuego en Gaza.
«Estados Unidos ha comenzado a actuar como un Estado canalla fuera del consenso internacional», dijo Al Asad, que acusó a Washington de «rebelarse contra la voluntad internacional y despreciar el derecho internacional».
Tras el estallido de la guerra en la Franja de Gaza, los hutíes han lanzado varias andanadas de misiles y drones contra el sur de Israel y también contra buques con la bandera del Estado judío o propiedad de empresas israelíes en el mar Rojo.
Asimismo, el 19 de noviembre también confiscaron el buque Galaxy Leader, que transitaba por el mar Rojo, y lo desviaron hacia el puerto yemení de Al Salif, donde permanece a día de hoy con sus 25 tripulantes de distintas nacionalidades.
El navío tiene bandera de las Bahamas, está registrado a nombre de una compañía británica que lo tenía arrendado a una compañía japonesa y, según la prensa israelí, pertenece parcialmente al magnate israelí Rami Abraham Unger, involucrado en el negocio de la marina mercante.
Notiespartano/EFE/ja-ar-cgs/psh