La ONG internacional Human Rights Watch (HRW) presentó este martes un minucioso trabajo de reconstrucción que incluye testimonios, fotos, vídeos y material en tres dimensiones de un ataque ruso contra un edificio de la ciudad ucraniana de Izium (este) que se cobró la vida de 44 personas en marzo de 2022.
“Varias generaciones de familias fueron enterradas en el sótano en un solo ataque”, dijo el investigador de HRW Richard Weir en un comunicado, en el que añadió que la organización “no ha encontrado pruebas que justifiquen el tratamiento del edificio como un objetivo militar”, lo que haría del ataque un crimen de guerra.
Uno de los testimonios recogidos es el del electricista Mykhailo Yatsentiuk, de unos 60 años, que vivía en el edificio y perdió a su mujer y a seis miembros más de su familia de entre 3 y 96 años en el ataque ruso. Yatseniuk sobrevivió porque había abandonado el sótano en que se refugiaban los suyos para hacer té para su nieta.
El edificio en cuestión tenía cinco plantas y estaba situado en el distrito central de Izium, bajo control ucraniano en el momento del ataque, que fue perpetrado con municiones lanzadas desde el aire por un avión ruso.
Daños colaterales
“La munición golpeó el centro del edificio, lo que hizo colapsar sobre el sótano cinco plantas de la parte central”, se lee en el comunicado que presenta la investigación. “Los escombros enterraron a mucha gente en el sótano”, añade el texto de HRW.
Utilizando un modelo en 3D del edificio, la ONG ha concluido que el ataque hizo un agujero de al menos quince metros en el emplazamiento en el que estaba el edificio.
Aunque no ha podido establecer el tipo de munición utilizada, los daños que provocó apuntan a que se trata de una bomba FAB-500 de detonación retardada, que explota después de haber impactado en el objetivo y provoca “daños catastróficos”.
“Pudo haber penetrado a través de varias plantas del edificio antes de la detonación”, explica HRW sobre el motivo de los niveles de destrucción causados.
HRW exige que se esclarezca lo ocurrido y los responsables paguen por sus actos. “Los supervivientes y los familiares de las víctimas merecen respuestas y justicia”, dijo Weir, el investigador de la ONG.
“La devastación y el dolor nunca desaparecerá, pero que respondan por ello puede ayudar a que este tipo de actos no se toleren”, añadió.
Notiespartano/800Noticias