No es una ley, no está escrito en papel y, hasta ahora, ninguna autoridad del Ministerio de Educación ha aclarado o desmentido su aprobación. Sin embargo, existe: el horario mosaico es una lamentable realidad que llegó a la mayoría de escuelas públicas en el inicio del período escolar de 2023, y que amenaza con acrecentar los niveles de desigualdad y disminuir las oportunidades futuras de quienes no tienen posibilidad de costear su educación en instituciones privadas. Consiste en que los docentes dictan clases dos o tres días por semana para que el resto de los días se dediquen a otras actividades que les generen mayores ingresos económicos.
Como quien tira la piedra y esconde la mano, las zonas educativas propusieron en algunos colegios públicos que se redujera el horario de clases, e inclusive, que los estudiantes asistieran menos días para que de esa forma los docentes pudieran dedicarse a otro tipo de trabajos que, por lo general, distan de su profesión.
En otros casos ha sido planteado por parte de los mismos educadores quienes por los bajos salarios que perciben, se han visto obligados a rebuscarse de otras formas porque «de la vocación no se vive». Sin embargo, la problemática salarial también afecta los hogares de los estudiantes, por lo que la idea también ha sido aceptada por algunos representantes.
Notiespartano/TalCual