Una de las teorías que han cobrado más fuerza es la que habla que, en el Paleolítico, casi todas las comunidades humanas practicaban el chamanismo. Sólo mediante esta universalización puede entenderse que, actualmente, existan retazos chamánicos en la mayoría de las culturas, algunas tan alejadas de sí como lo son Siberia y Sudamérica, por ejemplo.
Se denomina chamanismo a una práctica religiosa de orígenes arcaicos, principalmente ligada a la magia, las adivinaciones y a las visiones espirituales. En realidad, el concepto original está bastante alejado del que poseemos hoy en día; una deformación fruto de la desinformación y de la vulgarización del término.
En su origen, el chamanismo fue una práctica que pretendía unir el mundo terrenal con el espiritual, por lo que está íntimamente conectada con culturas arcaicas que veían el universo como un gran misterio, del que la vida en la tierra era sólo una manifestación. En este sentido, el chamán era la figura encargada de conectar ambos mundos, el visible y el invisible, y servía así de puente entre la comunidad y los dioses.
Etimológicamente, la palabra chamán proviene de las lenguas tungu, unas comunidades oriundas de Siberia. Desde ellas se transmitió al ruso y, a partir de este, al resto del mundo. Hasta no hace muchos años (y, de hecho, el fenómeno sigue estando presente en muchas comunidades), en Siberia y Asia central encontrábamos muchas culturas que seguían teniendo el chamanismo como eje central de su vida.
¿Por qué se dio el chamanismo de forma casi simultánea en diversas y variadas comunidades humanas? ¿Quiere decir ello que dicha práctica religiosa es mucho más antigua de lo que creemos y que, a partir de un primer grupo o grupos reducidos se extendió al resto del mundo, a través de la emigración del Homo Sapiens?
Por último, una de las características esenciales del chamán es su capacidad sanadora. En tanto que único individuo con acceso a lo sagrado, esta figura se imbuye de los secretos de la vida y de la muerte, que puede administrar en la tierra sobre los vivos. El chamán tiene la capacidad, pues, de dispensar tanto vida como muerte.
Se han estudiado casos de curaciones chamánicas como las famosas curaciones por canciones, en los que el chamán interrumpe accesos febriles a través de cantos sagrados que revierten positivamente en el enfermo. En la historia contemporánea existe un caso muy llamativo, el del monje Rasputín, que era capaz, con solo rezar y a través de la imposición de las manos, de curar los ataques de hemofilia del heredero al trono ruso.
La ciencia está todavía muy lejos de poder explicar estos fenómenos, pero la verdadera pregunta es: ¿realmente deben estar reñidos ambos procesos? ¿Puede que existan fenómenos que lleguen a donde la medicina tradicional no puede? Como siempre, la polémica está servida.
Notiespartano/800Noticias