La ola emocional que recorre el país de punta a punta es una realidad inocultable que habla de una decisión tomada por todo un colectivo. La gente se cansó del modelo político hambreador que no le dio los resultados esperados a un pueblo que soñó con propuestas sociales mágicas.
Atrás quedaron las misiones como un paquete de la mentira que pretendió enseñar a leer y escribir a los venezolanos con ilusiones de la mentira educativa, pero cargadas de elementos ideológicos que solo sirvieron para estafar a un pueblo entero. Esa propuesta inverosímil solo la creyeron los venezolanos fanatizados por un régimen que hipnotizó a miles de almas borrachas de esperanzas.
Después vinieron propuestas sociales que le dieron migajas a la gente para que se conectara para siempre con el gobierno como las bolsas de comida, los bonos, el gas, el agua, los regalos en proteínas y algunos mendrugos de lo que sobraba de los repartos del poder.
Con esas entregas esporádicas mantuvo el régimen a la gente en una especie de encantamiento jamás visto por estas tierras y copiados al calco de la realidad cubana. Se logró el objetivo durante 25 años hasta que la gente se cansó de las migajas del erario público, un organismo de la perversión política que maniató a los trabajadores venezolanos hasta condenarlos a la pobreza por siempre.
A eso se le sumó los sueldos miserables que estableció el gobierno con la Onapre hace tres años y que le dieron al venezolano el peor salario del continente y quizás del mundo. Había fracasado estrepitosamente la revolución hasta perder la conexión con el pueblo.
Mientras todo eso ocurría con la judicialización del país y la división de los partidos políticos hasta convertirlos en legionarios ocultos de Miraflores, en la acera contraria los partidos luchaban por encontrar en Lorenzo Mendoza el líder independiente que asumiera el compromiso de ser la figura de la oposición venezolana.
Nada de eso ocurrió y los partidos ya convertidos en nada dejaron las responsabilidades del liderazgo en manos de Capriles y Leopoldo López en una lucha por el protagonismo que solo hizo perder tiempo a una sociedad cansada de tanto participar en elecciones para perder espacios en cada proceso electoral.
Con unas organizaciones políticas disminuidas y sin líderes porque todos habían muerto en el intento de liderar propuestas políticas ambiciosas vimos rodar dos veces el cadáver político de Capriles, Leopoldo López preso y el resto de los políticos de PJ y VP huyeron del país producto de las persecuciones organizadas por el régimen.
Y cuando no quedaba ni un rayito de esperanzas apareció la ex Coordinadora de Súmate María Corina Machado que había estado viendo el juego desde afuera y que se incorporó al carril político como diputada y en esas funciones fue golpeada, maltratada y vilipendiada.
Pero la mujer aprendió de los adecos y los copeyanos, de PJ y VP y del efecto Chávez. En todo ese proceso político la líder venezolana se fue curtiendo de aprendizajes y estudió a fondo las razones sociales por la que los venezolanos le perdieron el amor a la revolución.
De esa forma María Corina comenzó a tejer ideas, a atar cabos que le permitieran enlazar unas crinejas de fórmulas para conectarse con la gente y mientras los ideólogos de los partidos y sus asesores la veían de lejos porque sostenían que la mujer radical no serviría para hacer la transición política con el régimen, ella insistía en visitar las comunidades y hablarle a la gente de distintas partes del país.
Esa disciplina la llevó a medir palmo a palmo las distintas comunidades y a dejar de lado las visiones torcidas de los dirigentes políticos que la tildaron de loca, ambiciosa y caprichosa, pues se habían equivocado de nuevo los políticos al descartar a quien podía convertirse en la líder nacional a corto plazo.
Ha sido tanto el avance del liderazgo de María Corina que todavía muchos políticos la confrontan porque no le gusta su forma radical de hacer la política y debe ser porque no estudiaron el liderazgo de Chávez que con un “Por ahora” que gritó en VTV pudo conectar con la gente para convertirse en un líder emocional que se metió en el alma nacional por largo rato.
No estudiaron los sabios de la política la evolución de los liderazgos de CAP en 1974 y 1989 y Hugo Chávez 1999 que fueron dos emociones que cautivaron a los venezolanos hasta los límites de la locura colectiva. No fueron capaces de entender los hombres de la política venezolana que en MCM estaba el tercer eslabón de la cadena y que la caraqueña había aprendido de los dos liderazgos anteriores la fórmula para conectar con la gente que es la tarea más difícil que tienen los políticos.
Ahora cuando la mujer consiguió la fórmula mágica para ganarle las elecciones al régimen intentan atravesarse en su camino líderes de cartón como El Burro Martínez, Claudio Fermín, Ecarri, Ceballos, El Conde, Bertucci, José Brito y otros tantos que no suman el 3% de la población electoral.
No pudo el régimen con la inhabilitación de María Corina Machado detener la estrategia de la candidata opositora que hizo ensayos con Corina Yoris y terminó con Edmundo González Urrutia como el candidato de la Unidad Nacional en una especie de figura diplomática que representa el liderazgo y la esperanza de los venezolanos.
Este terremoto electoral con efectos de Bola de Nieve crece cada día hasta llegar a lo insondable del telurismo político porque la emoción nacional se pegó de Edmundo González a quien las encuestas de opinión le otorgan un 72% para proyectarlo como el candidato ganador de los comicios del 28 de julio.
No es nada fácil cambiar la opinión de la gente en apenas dos meses de las elecciones porque es la calle la que habla desde el Zulia hasta Trujillo y Portuguesa y el resto de los estados esperando la visita de la Dama de Hierro para mostrarle en su propia cara lo que rebelan las encuestas a nivel nacional.
La contraparte es Diosdado Cabello a quien todo el pueblo venezolano odia por mal político y por carecer de las normas más elementales de la estrategia política y que no ha entendido que cada vez que nombra a la mujer la hace crecer en las encuestas nacionales.
Y es que gracias a Diosdado y su programa “Con el mazo dando” la figura de María Corina Machado se posesionó en el alma nacional como la figura capaz de poner fin a 25 años de hegemonía roja en todo el país.
De esa forma consiguió MCM en el jefe del PSUV su mejor mentor para fabricar ese liderazgo que nunca pensó el chavismo que le roncaría en la cueva en el corto plazo.
Ahora cuando estamos a dos meses de las elecciones no quedan dudas que el 80% de los venezolanos sufragará por el candidato de la Unidad Nacional Edmundo González Urrutia y no porque lo diga yo en este análisis, sino porque es lo que arrojan como resultado todas las encuestas nacionales e internacionales, sino porque la gente decidió cambiar y es lo que dice la calle incluyendo a los chavistas los principales interesados en que el país se enrumbe por los caminos del desarrollo, pues como dijo Rómulo Betancourt “Cuando Venezuela necesitó libertadores no los importó, los parió”
Encíclica/ManuelAvila