La ginecología regenerativa está en auge y no solo por una cuestión estética. Es una rama de la medicina que se aplica en traumatismos en el parto, por ejemplo, derivados de episiotomías, y en las alteraciones del síndrome genitounitario de la menopausia (SGM), entre muchas otras afecciones que dificultan el bienestar sexual de las mujeres.
La episiotomía es una práctica muy habitual en España para dar a luz, pero a algunas mujeres les deja secuelas una vez que ha cicatrizado, como tirantez en la piel, sensación de pinchazos, incontinencia urinaria o incluso la imposibilidad de relacionarse sexualmente con normalidad por el dolor (dispareunia). Lo mismo puede suceder con los desgarros por el parto y con la llegada de la menopausia cuando se padece el síndrome genitourinario de la menopausia (SGM) o atrofia vulvovaginal. Los avances en lo que se conoce como medicina regenerativa han permitido a los ginecólogos abordar estos problemas en las consultas con distintas técnicas no invasivas. Así, la ginecología regenerativa da respuesta a estas afecciones tan molestas y que durante años se han asumido como “normales”.
“Esta rama surge para reparar daños vaginales como consecuencia de los partos, del envejecimiento de la mujer y muchas otras afecciones que alteran la funcionalidad de la vulva y de la vagina. Trata de conseguir el bienestar de las mujeres en esa zona y también en sus relaciones sexuales”, señala Marisa Alija Castrillo, ginecóloga del Centro Ginecológico de HM San Francisco en León. Y añade: “Antes, las mujeres se conformaban con no poder tener relaciones, con haber quedado mal después de un parto, se aguantaban y se quedaban así, pero ahora ya no”.
Como subespecialidad, la ginecología regenerativa tiene como fin reconstituir o regenerar los tejidos genitales para solucionar diversos problemas en mujeres, de tal manera que se restablece la función normal de la zona genitourinaria. “Es la unión del conocimiento de varias especialidades, de la medicina regenerativa, de la dermatología, de la medicina estética y de las nuevas tecnologías”, explica Rafael Collazos Robles, ginecólogo responsable de la Unidad de Ginecología Estética, Regenerativa y Funcional del Hospital Ruber Internacional de Madrid.
Tratamientos de la ginecología regenerativa
El grupo de procedimientos médicos de la ginecología regenerativa también engloba las intervenciones quirúrgicas orientadas a resolver problemas funcionales y estéticos de la zona genital de las mujeres: en los centros médicos se conoce como Ginecología Estética, Regenerativa y Funcional. “Desde hace cinco años, ha habido un boom de este tipo de tratamientos para mejorar y reparar todo lo que se ha alterado por la edad o tras dar a luz”, comenta la ginecóloga.
Este auge se produce, según Alija, porque “la mujer empieza a darse cuenta de que por qué tiene que aguantar pequeños desgarros, atrofia, flacidez, estar incómoda, etc. También porque se ha puesto de moda la depilación integral y por esto han empezado a ver que la parte externa de sus genitales no les gusta. Y por esa tendencia del culto al cuerpo en la que se busca la perfección incluida la de los genitales”.
Si bien la ginecología regenerativa nació con ese fin de reparar la salud genital, la Ginecología Estética, Regenerativa y Funcional abarca también la estética. Alija precisa que las mujeres también buscan este fin centrado en el aspecto, si bien es verdad que cuando se aplica un tratamiento con un fin funcional también mejora la estética. “A veces mezclamos y combinamos técnicas, aparte de tratamientos, por ejemplo, estrógenos locales que también ayudan a mejorar. Todas las técnicas ginecoestéticas tienen aval científico, todas están aprobadas por la FDA americana y la EMA europea”, afirma la ginecóloga.
Láseres, radiofrecuencia y ultrasonidos
El doctor Collazos detalla que es una tecnología basada en luz que genera calor y que en la ginecología regenerativa se utilizan láseres de varios tipos, el que más el láser de CO2 (y también el de erbio), y dependiendo del fin que se busque se aplica uno u otro. “El calor estimula a unas células que se llaman fibroblastos para que regeneren nuevo colágeno y elastina y esto hace que se regenere el tejido totalmente”, detalla el ginecólogo.
Esta técnica está indicada para patologías ginecológicas como la incontinencia urinaria leve o moderada, las úlceras genitales y todas las afecciones relacionadas con el SGM (atrofia vaginal). Asimismo, “el láser regenera el tejido cuando las pacientes sufren de liquen escleroso, una afectación dermatológica que destruye el colágeno de todo el tejido y produce mucho dolor e impide las relaciones sexuales. Es relativamente frecuente en mujeres jóvenes que no saben que padecen esta enfermedad inflamatoria porque falta mucha información, pero sobre todo aparece en pacientes en la perimenopausia o menopausia”, subraya Collazos. El láser aumenta el colágeno en los tejidos en esa zona, incrementa la elasticidad y hace que las mujeres, además de tener menos molestias, tengan relaciones sexuales más satisfactorias”, indica Alija.
Con unos resultados similares a los del láser, la radiofrecuencia es otro de los tratamientos basados en la aplicación de calor. Según el doctor Collazos, esta tecnología se utiliza para las mismas alteraciones que el láser y, además, trata la incontinencia urinaria de urgencia y se emplea como neuromodelador que permite tratar el dolor sin causar daño al tejido y tratar los genitales externos. Por esto y porque “es más delicado con el tejido de la paciente, ahora mismo utilizo más la radiofrecuencia que el láser”, comenta Collazos. Sin embargo, según Alija, en España se emplea más el láser de CO2 porque los especialistas pueden aplicar más tratamientos, por ejemplo, los tratamientos faciales.
Sobre los ultrasonidos HIFU, Alija explica que se utiliza poco en España pero que también sirve para la regenerar la zona vaginal por traumatismos en el parto o por los problemas derivados de la menopausia.
Plasma rico en plaquetas (PRP)
El plasma rico en plaquetas o plasma rico en factores de crecimiento consiste extraer una muestra de sangre de la paciente, y esta se centrifuga para separar el plasma rico en plaquetas que luego se infiltra con una aguja muy finita en el tejido genital. Con ella se tratan patologías como el liquen escleroso, cicatrices de episiotomías, la incontinencia urinaria y SGM. Se combina con el láser y la radiofrecuencia e incluso con el ácido hialurónico. “Hay muchas pacientes que tienen mucho dolor en las relaciones sexuales o dispareunia y con el plasma rico en plaquetas y el ácido hialurónico pueden restablecer su salud genital”, apunta Collazos.
«El PRP se inyecta para mejorar la elasticidad, el trofismo y la hidratación y, por tanto, facilita que la paciente esté más cómoda y pueda tener relaciones sexuales», enfatiza Alija.
Ácido hialurónico
Los ginecólogos inyectan esta sustancia, que nuestro organismo genera de forma natural, para hidratar la zona genital, por ejemplo, los labios mayores cuando presentan sequedad y flacidez, y también se utiliza para rellenar y crear más volumen. «La hidratación ayuda a la regeneración. Cuando realizamos un tratamiento funcional también, de forma secundaria, se consigue mejorar la estética», apunta Collazos. El ácido hialurónico de hidratación no reticulado combinado con PRP consigue un poder regenerativo mayor e hidrata el tejido para patologías como la dispareunia, las fisuras genitales y la atrofia genital.
Como el ácido hialurónico, el botox también se conoce más por su fin estético, pero en ginecología también se emplea para tratar el vaginismo que es la contracción involuntaria de los músculos externos de la vagina, un problema que impide a las mujeres tener relaciones sexuales, ya que no toleran ningún tipo de penetración, recalca Collazos: “Antes se consideraba una enfermedad psiquiátrica, pero ya no. Cuando se trata con toxina botulínica asociada a fisioterapia, va fenomenal, le cambia la vida totalmente”.
En la misma línea, los hilos tensores también corrigen patologías asociadas a la incontinencia urinaria, desgarros en el perineo, problemas de flacidez en los labios mayores y vaginosis de repetición.
Células madre
Todavía con un uso incipiente, es un tratamiento en el que se extrae tejido adiposo de la mujer (del abdomen o los muslos), se centrifuga y así se obtiene lo que se conoce en términos médicos como fracción vascular estromal (FVS) que son las células madre mesenquimales y se colocan directamente en el tejido vulvar. Se aplica para las mismas patologías que el plasma rico en plaquetas, pero ofrece un poder regenerativo aún mucho mayor, según Collazos.
“Hasta ahora, para la extracción de grasa se necesitaba un quirófano, porque había que efectuar un procedimiento como si fuera una liposucción y esto era muy costoso. Pero ahora existe un dispositivo que permite realizar este procedimiento en la consulta y sin sedación y esto va a permitir hacer más tratamientos con células madre”, asegura Collazos.