Bailes regionales, degustaciones y actuaciones en directo son algunas de las actividades con las que Latinoamérica tiñó de color las dos primeras jornadas de la Feria Internacional de Turismo, Fitur, que desde este martes y hasta el domingo se celebra en Madrid (España).
El principal evento de la industria turística en España celebra su 44ª edición con una destacada presencia de Latinoamérica: 19 países y una treintena operadores, aerolíneas, agencias y otras empresas del sector presentan estos días sus propuestas para 2024.
Un paseo por el pabellón 3 de Fitur, uno de los más grandes del recinto ferial de Ifema y dedicado “las Américas”, es más que suficiente para identificar las tendencias llamadas a dominar el mercado turístico internacional este año.
Experiencias, rutas y paquetes vacacionales de Latinoamérica acaparan los carteles de la mayoría de los escaparates, en los que jóvenes azafatas aguardan impacientes a que los visitantes se detengan para poder ponerles al tanto de las novedades de sus destinos.
Junto a ellas, camareros de impecable sonrisa ataviados con trajes regionales sirven bebidas, dulces y aperitivos bajo la atenta mirada de las decenas de asistentes que, de forma casi constante, se agolpan frente a ellos.
Es lo que sucede en el expositor de República Dominicana. Mientras un nutrido grupo de hombres con traje escucha atentamente una ponencia sobre las perspectivas de crecimiento del turismo local, a pocos metros una camarera se desgañita explicando cómo preparar ‘Morirsoñandos’, una de las bebidas típicas del país.
Al igual que en los de México, Colombia o Perú, las pantallas de este faraónico escaparate repiten en bucle vídeos de playas paradisíacas, rutas por la naturaleza y fiestas nocturnas en las que no parece faltar el alcohol.
Planes tradicionales que buscan reinvertarse en un mercado turístico cada vez más variado, competitivo y centrado en lo vivencial.
Ecuador el país invitado, de los más austeros
Más austera, aunque no menos espectacular, es la puesta en escena de Ecuador: el país invitado de la edición.
A diferencia de sus vecinos, que han preferido las luces y el neón, el país andino ha optado por un decorado eminentemente analógico dominado por las superficies blancas y la madera.
Sobre su tarima de abedul se concentran visitantes, agentes de viajes y mujeres que, esquivando corbatas y maletines, dan vuelo a sus chiripás embozadas en holgadas camisas de algodón.
Sin renunciar a la espectacularidad, países como Cuba y Guatemala también se han decantado por ‘stands’ sencillos en los que “la procesión va por dentro”: demostraciones de confección de puros, degustaciones de café y productos locales y espectáculos de baile y música, entre otras cosas.
Abrumados por sus inabarcables vecinos y conscientes del reto que supone rivalizar con ellos en vistosidad, países como Honduras o Belize han apostado por espacios sencillos donde la atención al cliente actúa como un reclamo turístico más.
El año de la consolidación
Muchos en Fitur confían en que este año sea el año sea el de la consolidación, después de que en 2023 los principales indicadores turísticos recuperaran niveles inéditos desde antes de la pandemia.
Y a juzgar por la gran afluencia de público en estos primeros dos días, reservados para prensa y profesionales del sector, podrían estar en lo cierto.
Durante todo el día, la avenida que conecta los distintos pabellones ha sido un constante ir y venir de gente, tan solo interrumpido por alguna actuación en directo y las multitudinarias colas que a la hora de comer se han formado en los restaurantes.
Por encima de todo este bullicio, el chirrido de la tirolina instalada por Puerto Rico en el centro del recinto: acaso un recordatorio, en los gritos de quienes han disfrutado de ella, de que si no fuera por Latinoamérica estos eventos echarían en falta la alegría y el color.
Notiespartano/EFE/cc/ie