Vuelven las Fiestas Patronales de Los Robles en honor a La Santísima Virgen del Pilar y su copatrono San Judas Tadeo. Eso ocurre todos los octubres por centurias con el Centro Ideales del Municipio Aguirre como institución irrepetible en la organización de las actividades religiosas y culturales del pueblo.
Ese equipo que comandó Pedro Simón Navarro por años y que lo llamamos CIMA como siglas del Centro Ideales del Municipio Aguirre realizó un trabajo que nadie más ha podido realizar y que lejos de imitar lo bueno se perdió en la improvisación, la envidia y la hipocresía el trabajo organizado, planificado y metódico que realizaban aquellos héroes anónimos que sin buscar protagonismo enfermizo se ocuparon de resolver los problemas fundamentales del pueblo.
De esa forma aquel equipo multidisciplinario que integraban Cándido Avila, Jesús Manuel Luna, Pedro Antonio Mendoza, Diego Rosas, Freddy Ruiz, Ibrahim Rojas, Luís González “Pitoco”, Luís Beltrán Brito, Chiguire Díaz y otros robleros que no vienen a mi memoria hicieron por años ese trabajo maravilloso para celebrar las festividades. Qué conste que tuvieron desencuentros con la iglesia, pero todo se resolvían en casa sin utilizar las redes como instrumento de destrucción religiosa. Eso si la iglesia se respetaba y no daba pie para saraos por la solemnidad que implica nuestra iglesia para los feligreses y sobre todo mantener el respeto por los curas del pueblo como se debe mantener ese equilibrio importante por el respeto clerical. Así nos enseñaron y todos los curas del pueblo desde el padre Marcano, Carlos Alzate, Urberner Vallejo, Alberto Mata, Rainiel Pugliese y Alexis Mota han tenido la consideración, la valoración y el reconocimiento por parte de eso que llamamos la Robleridad.
Hay que respetar para que lo respeten dice el adagio popular y no es Los Robles un Macondo cualquiera, o un poblado de la Nicaragua de Ortega o de la Cuba de Fidel donde los militares han irrumpido para asesinar a los curas por diferencias políticas. No enseñaron que en la iglesia manda el sacerdote y eso lo hemos venido respetando por los siglos de los siglos.
Por eso digo, cuánta falta hace el CIMA para poner orden en el desorden y en la organización de las Fiestas Patronales, pues es evidente que hay que respetar al cura así como se vanagloria a otros. Y es que conozco al padre Alexis Mota desde el liceo de San Juan Bautista y éste puntapiedrero siempre ha sido un ciudadano de primera que con su voz callada y su pasión por el respeto ha mantenido un equilibrio importante en los ambientes donde ha realizado sus responsabilidades como ciudadano.
Se viene de nuevo el mes de octubre ahora en tiempo de crisis económica donde ya la Alcaldía de Maneiro y la Gobernación los principales sustentadores de las Fiestas Patronales que en el pasado daban contribuciones importantes y ahora están de manos atadas por la crisis presupuestaria que agobia a todas las entidades del país. Eso no ocurría con el CIMA que en su organización y planificación tenía todo previamente calculado y no le pedía ni medio a los organismos oficiales, sino que se movían con su red de amigos y colaboradores por todo el país donde estaban los robleros que colaboraban con la celebración de las fiestas patronales. Y de esos aportes salían los cohetes, cámaras y fuegos artificiales, la ornamentación de los santos y las actividades culturales, pero lo más importante es que de los dineros que quedaban se realizaban acciones sociales en favor de la comunidad desde la intervención de un enfermo hasta obras de tipo colectivo para el desarrollo del pueblo.
De ese modelo del CIMA salió Freddy Ruiz con los Juegos Deportivos Robleros que al principio se sustentaba de los aportes del CIMA hasta convertirse en una institución que por años ha llevado las banderas del deporte roblero y ojalá no fuera solo un espasmódico movimiento de fiestas patronales, sino un organismo para formar cada día a una población que ha ido perdiendo contacto con la realidad deportiva porque los juegos no pueden ser solo para celebrar un mes de festividades. Y ojalá que Malenga Luna recibiera aportes económicos para mantener la escuela de voleibol, y que los del basquetbol, el futbol sala y el beisbol y el softbol también hicieran esfuerzos para rescatar un mundo deportivo pilarense que ha ido muriendo lentamente sin dolor y sin quejas.
Ya no vienen los caballitos, los aviones, la estrella y los juegos mecánicos para niños que eran el centro de los sueños de los pequeños del pueblo. Ya no están los bares que era otro atractivo para quienes venían a celebrar las fiestas patronales, pues los bares “La Gloria”, “San Judas Tadeo”, “12 de octubre” y Marino ya no existen, apenas si las vendedoras de pan, de pollo, parrillas y perro calientes montan sus emprendimientos. Y Daniel el de Silvia, el único roblero emprendedor que nos queda, se cambió de rama del pan San Juan Bosco para los granizados y las cotufas.
Este año no se escucharon los paseos de música que recorrían las calles del pueblo entonando canciones de la música margariteña, ni los cohetes sonaron por las calles, ni la línea “Virgen del PIlar y los cuatro borrachitos que acompañaban el jolgorio sintieron la ausencia de la alegría pueblerina.
A lo mejor la Alcaldía bajó los decibeles a la música y las contrataciones de grupos musicales que en otros tiempos eran la envidia de todos los pueblos de Margarita, pues la hiperinflación convertida en otra recesión económica castró cualquier posibilidad de abundancia.
Así llegamos a otro octubre sin garúas y con un solo inclemente que supera los 40 grados y con el mapire alto para que las fiestas robleras vuelvan a ocupar el sitial de otros tiempos.
Los cohetes sonarán en menor cantidad, los grupos musicales mermarán y todo se reducirá a los diezmados juegos deportivos, a la magia cultural que pueda aparecer, a la sesión solemne de cada año y a la misa del 12. Todo se va apagando hasta reducirse a la mínima expresión porque el país es otra cosa y aquí no vale ya ni la magia para sacar adelante las tradiciones de los pueblos, pues como “Ni con ungüentos, ni con parches podemos detener una fuerza ciclónica que vino dispuesta a acabar con todo y si no reaccionan los ciudadanos nos borrarán de la faz de la tierra”.
Encíclica/ManuelAvila