La conexión con el pueblo de Venezuela lo logró María Corina Machado al hablarle con la verdad a la gente. Eso fue lo que hizo al iniciar su campaña en busca de ser la candidata presidencial de la Unidad Nacional. Y si bien es cierto que esa bendita unidad que es la única fórmula para derrotar al régimen se hizo esquiva durante 24 años no era tan fácil para ningún candidato conseguirla de alguna manera.
Pero MCM utilizó en sus discursos los sustantivos, verbos y adverbios adecuados para lograr el objetivo central de su propuesta para cautivar no solo a electores de un país atormentado por el psico terror de expertos con asesoría internacional que no solo lograron dividir a la oposición al fragmentar a los partidos tradicionales y a las nuevas organizaciones política fundamentados en su gran descubrimiento “divide y vencerás” un pensamiento obsoleto de Nicolás de Maquiavelo, pero que se ha convertido en una especie de arcabuz o misil de la nueva era que le sirvió de soporte al régimen para fragmentar la oposición venezolana.
Utilizando los organismos judiciales como el TSJ, la Fiscalía y los órganos del poder nacional que incluye los organismos policiales, el ejército y los cuerpos represivos manejó el régimen pudo el gobierno cristalizar su objetivo y en medio de la crisis consiguieron los estrategas del régimen presas fáciles como Bernabé Gutiérrez de AD, Carlos Brito de PJ, Miguel Salazar de Copei y el de VP.
Con esa jugada hizo aguas la oposición nacional y estos personajes bautizados como los alacranes terminaron reuniéndose en público con el Presidente y salían en fotografías públicas con las piezas fundamentales del gobierno sin detenerse a pensar que el pueblo los venía observando para cobrarles en su momento su alianza con el enemigo político del país.
Aparte de entregarle los partidos con sus casas y sus tarjetas recibieron el trato preferencial que les dio dividendos importantes en su relación con el poder nacional.
Con todas las piezas a su favor el régimen dio por descontado que la oposición más nunca volvería a estar unida para formar esa fuerza ciclónica que es capaz de sacar a cualquier gobierno tiránico del poder.
Las tácticas del régimen fueron muy bien llevadas estratégicamente, pero empezó la crisis económica mundial con un país en bancarrota producto de la falta de divisas y eso desencadenó la hecatombe económica y social que fue juntando odios y rencores para convertir al gobierno en una especie de coco que abandonó al pueblo venezolano.
Sin dudas le habían fallado al pueblo al someterlo a los peores castigos con una grave crisis de los servicios públicos llámese agua, luz, telefonía, electricidad, transporte público, sistema hospitalario y a eso hay que agregarle una economía destartalada que se quedó sin recursos para darle a los trabajadores públicos sueldos decentes que le permitieran vivir en tiempos de crisis.
Los más golpeados fueron en estos 24 años la clase baja que se empobreció a niveles dimensionales y con los bonos y las bolsas clap era imposible mantener contentos a miles de venezolanos que cayeron en los brazos de la miseria para siempre.
De esa forma la pobreza a la que sometió el gobierno a la gente fue el principal detonante para un venezolano acostumbrado a vivir bien y que más nunca pudo hacer los mercados que le permitieran alimentar a sus familias. Por ese boquete social se le escapo la popularidad al gobierno que más nunca recuperó la conexión con la gente y se metió en problemas de credibilidad.
Mientras tanto MCM tomó la calle para ella con argumentos discursivos manejados con puntería al usar frases como: “Hay que enfrentar al régimen”, “Nicolás Maduro tendrá que negociar conmigo después de las primarias”, “El régimen está débil y aterrado”, “Vamos hasta el final”, “Hay quienes quieren lavarle la cara al régimen y a Maduro”, “Vamos a desplazar la tiranía” y tantas frases que tuvieron pegada para conquistar emocionalmente a los venezolanos.
Sin dudas esas frases muy bien seleccionadas se unieron a la construcción oracional clave “Hasta el final” para construir la clave de la popularidad de una candidata opositora con la fuerza y el coraje para montarse al hombro al desesperanzado pueblo venezolano.
Conquistó la emoción de la gente de manera inteligente y de eso no se percataron los sabios de los partidos políticos, los analistas políticos simplones y menos la dirigencia nacional de los partidos que llegaron a creer que el lenguaje radical de MCM la sacaría del juego solo de mostrarla en público al pueblo.
Se equivocaron los alacranes que jugaron a nombrar candidatos presidenciales como la loca idea de traer al Burro Martínez como candidato de una franja de AD para competir con Carlos Prosperi que con un mínimo 2% en las encuestas pretendió medirse de tú a tú con el fenómeno electoral del momento.
Esa locura llevó a los seguidores del AD de las regiones a creer que el partido del pueblo había vuelto a florecer en medio de la batalla, igual creyeron los copeyanos que perdieron el tiempo en vender espejitos verdes con sus dos parcelas la institucional y la alacránica, los de PJ se perdieron en Primero Venezuela que murió con un Carlos Brito jaquetón y torpe y un VP sumido en la nada política.
A Fuerza Vecinal también lo tocó los vientos huracanados y se volvieron locos en los apoyos de última hora cuando han debido sacar provecho a la última jugada. Los partidos cayeron en brazos de las tentaciones políticas y dejaron a MCM jugando sola en el tablero y moviendo las piezas para conquistar la corona de la reina resumida en la emoción de la gente.
Todavía los sabios de los partidos no entienden que en Latinoamérica y en todo el mundo la conexión con la gente es la clave porque la emoción determina quién gana y quién pierde. Eso parece olvidarse y aferrarse a líneas de partidos es hasta pavoso en este siglo, pues como dijo Osho para dibujar la imperfección humana y la torpeza de los hombres “Había un hombre que se turbó tanto al ver su propia sombra y le desagradaron sus propios pasos, que decidió deshacerse de ambas cosas”.
Encíclica/ManuelAvila