Recientemente se dio a conocer un nuevo estudio israelí que explica cómo los animales navegan en el agua.
El “pez dorado cyborg”, como lo llama Ronen Segev, profesor de la Universidad Ben-Gurion, fue uno de los varios utilizados en el estudio. “Estudiar peces presenta una oportunidad real para la ciencia del análisis del cerebro”, destacó Segev a BBC Science Focus.
La navegación es vital para encontrar comida, refugio y escapar de depredadores. Y no es algo sencillo: navegar implica aprender el entorno, incrustar información sobre ese entorno en el cerebro y luego recuperarla cuando sea necesario. De hecho, a pesar de su reputación de tener mala memoria, Segev explicó que los peces realmente aprenden y recuerdan su entorno para navegar mejor.
Los investigadores utilizaron dispositivos de grabación para medir una neurona en una parte del cerebro del pez que está asociada con la navegación mientras nadaba a lo largo de los canales en una pecera. Esto ayudó a los investigadores a identificar las células del vector límite (células que responden a la dirección y la distancia de un animal desde un límite) que son similares a las que se encuentran en los mamíferos. Sin embargo, a diferencia de los mamíferos, las células del vector límite del pez dorado le permiten moverse en entornos “tridimensionales” porque, a diferencia de las criaturas terrestres, los peces deben navegar horizontal, diagonal y verticalmente.
Los científicos colocaron una electrónica que captura la señal neuronal, la amplifica y luego la almacena en un chip de memoria. Según Segev, el beneficio de trabajar con peces es que este artefacto se convierte en un dispositivo flotante en el agua sin generar peso en el pez y sin perturbar su natación.
El estudio publicado en PLOS Biology muestra que la navegación de los peces dorados es comparable a la de las ratas, lo que sugiere que los mamíferos comparten algunas herramientas de navegación con los peces. Dado que los mamíferos y los peces se separaron en una corriente evolutiva diferente hace miles de millones de años, estos resultados pueden ayudar a la comprensión del sistema de navegación en el cerebro humano.
El siguiente paso para los investigadores será enviar al pez cyborg al entorno seminatural de un estanque. Allí, rastrearán la actividad neuronal de los peces mientras interactúan en un entorno más grande, incluso con otros peces. Aparentemente, según Segev, los cyborgs no molestan demasiado a otros peces: “Parece que no les importa. Inicialmente pensamos que el dispositivo podría debilitar al pez y que podría ser atacado por otros, pero no sucedió”.
“Los peces son extremadamente importantes para el medio ambiente, por lo que es importante que entendamos su fisiología, la forma en que se comportan y cómo lo hacen”, agregó.
“La navegación nos ayuda a aprender sobre la comprensión, el aprendizaje y la memoria, por lo que es un aspecto tan importante del comportamiento y la ciencia del cerebro”, concluyó