La moda del «lettering», el regreso de la escritura manual a la industria del diseño o la proliferación de artistas de la escritura a tinta, marca la celebración del Día Mundial de la Caligrafía este miércoles, un arte cada vez más popular frente al dominio de lo digital.
Establecida en 2017 por la compañía británica de útiles de escritura Manuscript Pen Company, esta celebración pretende poner en relieve una tendencia que, tras ser opacada por los dispositivos electrónicos, goza de una nueva popularidad.
El diseño de letras, tipografías y eslóganes con rotuladores de punta de pincel («brush lettering»), tiza («chalk lettering») y otros elementos como el lápiz («hand lettering») para decorar cuadernos y agendas o incluir en otras elaboraciones cuenta hoy con centenares de videotutoriales en YouTube, cuya oleada de éxito fue iniciada hace unos cinco años por un «boom» adolescente.
«Si preguntas en una clase quiénes tienen rotuladores de ‘lettering’, la mitad te levantan la mano, seguro», comenta a EFE Daniel Hervás, profesor de diseño gráfico en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Mérida (España), quien ha observado en sus clases cómo esta moda ha empezado a despertar la atención de un público de todas las edades, entre los que se encuentran profesores que desean implementarlo en sus lecciones.
Aunque esta práctica se diferencia de la caligrafía tradicional en que diseña y dibuja la letra en lugar de trazarla directamente, su popularidad ha puesto de relieve otras formas de caligrafía contemporáneas como la abstracta, practicada, entre otros estilos, por el artista Mr. Zé.
«Pasar del iPad o del Mac a coger un pincel hace que te liberes un poco del estrés o la rapidez que le exigimos al ordenador», opina este artista español, quien destaca el «valor añadido» que proporcionan las texturas y coincide con Hervás en que «vivimos en una época en la que la tecnología nos tiene saturados y ya la gente busca la sensación de algo manual».
La letra como patrimonio
Creador también de obras encuadradas dentro del llamado «caligrafitti» (caligrafía artística aplicada al muro), observa que «tanto a nivel de la caligrafía como de ‘lettering’, mucha gente ha visto que es una salida y que quizás hay muchos trabajos para un calígrafo a la hora de reproducir textos y obras antiguas».
Al respecto, realza la dimensión histórica de esta disciplina al recordar que es algo que siempre se ha utilizado en la propaganda y menciona carteles de la Guerra Civil española: «la letra es uno de los patrimonios más grandes que tenemos», ya que «nos hace tener historia».
La evolución histórica de la caligrafía, sostiene, permite descubrir al estudioso cómo los textos pasaban «de unos estratos sociales a otros»: el paso de la caligrafía románica a la gótica permite identificar cómo los textos pasaron de estar al servicio del pueblo llano a reflejar un estilo más elaborado por considerarse un objeto de ostentación, de elaboración más minuciosa, por parte de la nobleza.
Al margen del «lettering» y el empleo de la caligrafía en el diseño, el regreso de la escritura a mano ha cobrado importancia en otras tendencias como el «bullet journal»: la escritura de agendas en las que las tareas manuscritas se ordenan en un listado acompañado de símbolos que indican el estado de realización y la urgencia.
Mr. Zé recomienda celebrar la jornada escribiendo a mano: «Es muy cómodo WhatsApp, pero, cuando te están escribiendo una nota a mano, ves la intención y entiendes el valor. Los WhatsApp los tiramos y, cuando te dejan una nota en frigo, ahí la dejas».