Una nueva investigación de la Universidad de Cincinnati en EEUU muestra que la mala salud está relacionada con la baja producción de leche materna durante la lactancia. El estudio, que ha sido publicado en la revista ‘Breastfeeding Medicine’, sugiere el desarrollo de criterios clínicos para evaluar a las mujeres embarazadas.
«Queríamos ver si podíamos entender qué se destaca como diferente en estas mamás. Por lo tanto, llevamos a cabo un estudio de control de casos para ver por qué, a pesar de sus mejores esfuerzos para hacer todo bien con la lactancia materna, no estaban produciendo suficiente leche», afirma Laurie Nommsen-Rivers, profesora asociada de nutrición y Presidenta de la Fundación Ruth Rosevear de Nutrición Materna e Infantil en la Facultad de Ciencias Aliadas de la Salud de la UC.
Nommsen-Rivers y su equipo analizaron los datos de un ensayo controlado aleatorizado de febrero de 2015 a junio de 2016 en el que participaron mujeres evaluadas por bajo suministro de leche. Se incluyeron madres de 20 años o más y de una a ocho semanas después del parto con un bebé sano nacido a las 37 semanas de gestación o más tarde. Los participantes completaron una prueba de pesaje infantil en el hogar para medir la producción de leche.
«Hemos visto indicios en estos grandes estudios epidemiológicos de factores relacionados con la resistencia a la insulina, por eso analizamos todo el panel metabólico. Se examinaron todas aquellas cosas que contribuyen a su riesgo de síndrome metabólico: presión arterial, lípidos plasmáticos, glucosa en ayunas, insulina en ayunas, sensibilidad a la insulina. En general, todas esas medidas fueron significativamente peores en las madres con un bajo suministro de leche persistente e inexplicable en comparación con el grupo de control», señala.
Nommsen-Rivers afirma que durante la última década más o menos, grandes estudios epidemiológicos han demostrado consistentemente que las mujeres con un índice de masa corporal (IMC) más alto tienen una duración más corta de la lactancia materna.
Eso provocó muchas teorías, incluida una menor motivación o un menor esfuerzo, pero estas teorías en realidad tienen sus raíces en el estigma del peso, según Nommsen-Rivers. La investigadora recuerda que esta es un área poco estudiada a pesar de que existe una fuerte evidencia de que un IMC más alto está asociado con una peor salud metabólica.
«Este es el primer estudio en el que hemos validado su persistente bajo suministro de leche. Esto no se basa simplemente en el pensamiento de una mujer, ‘Oh, no tenía suficiente leche, por eso le di fórmula a mi bebé’. Los resultados de nuestra investigación apuntan fuertemente a que existe una base fisiológica para su baja producción de leche. No se debió a que estas mujeres no se esforzaran lo suficiente», afirma Nommsen-Rivers.
Este estudio está acercando a los investigadores un paso más al desarrollo de criterios clínicos para evaluar a las mujeres embarazadas a fin de identificar cómo se ve el cuadro de salud metabólica en las mujeres que tienen éxito con la lactancia materna exclusiva en comparación con aquellas que no pueden producir suficiente leche materna a pesar de seguir las mejores prácticas para el manejo de la lactancia.
«Esta fue un área que está muy poco estudiada. La razón por la que obtuve un doctorado fue que sentí que la evidencia que usamos para proporcionar el control de la lactancia materna era demasiado escasa. Quería contribuir a la investigación que ayudaría a construir la base de evidencia para mejorar la forma en que manejamos la lactancia», concluye.
Notiespartano/800Noticias