Un equipo de investigadores ha descubierto que las heces fosilizadas de un depredador que vivió hace más de 200 millones de años en Tailandia tuvieron, en su día, parásitos o lo que es lo mismo, que el animal, perteneciente al Triásico tardío, estaba infestado de parásitos.
El dueño del excremento habría sido un fitosaurio, un dinosaurio parecido a un cocodrilo.iStock
Según apuntan los investigadores en el estudio que se acaba de publicar en la revista PLOS ONE, se trataría de la primea vez que se registran parásitos en un animal vertebrado terrestre del Triásico tardío de Asia.
Los parásitos son muy comunes y juegan un papel importante en los ecosistemas. Sin embargo, los parásitos antiguos son difíciles de estudiar porque hay muy pocos registros fósiles. La razón es que suelen alojarse en los tejidos blandos del huésped, que rara vez se conservan como fósiles. Por suerte, hay ocasiones en las que se pueden identificar rastros de parásitos en heces fosilizadas o coprolitos. Precisamente esto es lo que han logrado Thanit Nonsrirach, de la Universidad de Mahasarakham, en Tailandia, y su equipo.
El coprolito en cuestión fue encontrado en 2010 durante un trabajo de campo en el afloramiento de Huai Nam, cerca del pueblo tailandés de Nong Yakong. Tiene forma de cilindro y mide más de 7 centímetros de largo. Teniendo en cuenta la forma y el contenido de la caca petrificada, los investigadores creen que perteneció a algún fitosaurio, animales depredadores parecidos a los cocodrilos.
Al analizar bajo el microscopio secciones finas del coprolito, los investigadores descubrieron seis pequeñas estructuras orgánicas redondas de entre 50 y 150 micrómetros de longitud. Una de ellas, una estructura ovalada con una cáscara gruesa, fue identificada como el huevo de un gusano nematodo parásito del orden de los ascarídidos, mientras que las otras parecen representar huevos de gusanos adicionales o quistes de protozoos cuya identidad no está muy clara.
Este es el primer registro de parásitos en un hospedador vertebrado terrestre del Triásico tardío de Asia. El descubrimiento se suma a los escasos ejemplos conocidos de huevos de nematodos conservados dentro de heces petrificadas de animales mesozoicos. Estos hallazgos suponen, por tanto, una importante contribución a la comprensión científica de la distribución y la ecología de los parásitos que vivieron en el pasado remoto.
La mayoría de los excrementos fosilizados que proceden de ecosistemas terrestres fueron expulsados por carnívoros, curiosamente menos numerosos que los herbívoros. El motivo de esto es que las cacas de los depredadores se conservan mejor al contener carne y hueso. La carne y los huesos tienen mucha cantidad de calcio y fósforo que combinados dan lugar a fosfato cálcico. Por permineralización, este compuesto hace que las heces se conviertan en piedras.
«El coprolito es un importante tesoro paleontológico, que contiene varios fósiles por descubrir y amplía nuestra comprensión de los antiguos ecosistemas y cadenas alimentarias», afirman los investigadores.