Los playoff por la permanencia o el ascenso a la Ligue 1 (primera división del fútbol galo) que disputaban el Auxerre y el Saint-Étienne, terminó con una doble decepción tanto para el conjunto perdedor como para el fútbol local.
El Auxerre que al final logró el ascenso tras vencer en tanda de penales al Saint-Étienne, tuvo que postergar su celebración debido al ataque con bengalas e invasión del campo por parte de los aficionados del conjunto perdedor que no toleraron caer a la segunda división.
El Saint-Étienne, uno de los conjuntos con mejor historial de Francia, diez veces campeón, perdió la categoría por primera vez desde el 2005.
La hinchada del legendario equipo francés transformó la histórica derrota en el escenario de una guerra campal: usando petardos, fumígenos, granadas de mano artesanales, destruyendo vallas e instalación del estadio Geoffroy-Guichard.
Ante la propagación de la violencia, fuera del campo de fútbol, las autoridades del Estado, tuvieron que dar la orden de «intervención expeditiva» de las fuerzas antidisturbios para poder controlar los fanáticos fuera de control.
Los antimotines tuvieron que hacer uso de cañones de agua y gases lacrimógenos para sofocar los ataques. Ante la resistencia de los alborotadores, los antidisturbios se vieron «forzados» a tomar todas las instalaciones del estadio, gradas, vestuarios, duchas, servicios deportivos.
Notiespartano/800Noticias