El príncipe Hisahito, sobrino del emperador Naruhito y segundo en la línea de sucesión al trono imperial japonés, cumplió 17 años este miércoles mientras se encuentra cursando el segundo curso de instituto.
Hijo menor del príncipe heredero Fumihito, hermano de Naruhito y primero en la línea sucesoria, Hisahito se graduó en la escuela secundaria de la Universidad de Ochanomizu, en Tokio, y desde el pasado abril se encuentra cursando el penúltimo año de la escuela secundaria superior adjunta a la Universidad de Tsukuba, también en la capital nipona.
Esto le convierte en el primer miembro de la familia imperial tras la posguerra en estudiar en una escuela secundaria no afiliada a la Universidad Gakushuin, que se estableció en el siglo XIX como una escuela para aristócratas.
Con respecto a sus intereses, al príncipe le gustan las libélulas, un gusto que adquirió durante sus años de escuela primaria, y suele realizar trabajos de campo relacionados con este tema. También forma parte del equipo de bádminton de su escuela.
Durante las vacaciones escolares estivales, Hisahito acompañó por primera vez a su padre durante una visita regional como parte de su agenda oficial, asistiendo a varios eventos como la apertura de un festival cultural de centros de secundaria en la prefectura de Kagoshima, al sudoeste del país.
Hisahito es el único heredero de su generación, puesto que la ley que rige actualmente las cuestiones de la Casa Imperial (que se remonta a 1947, durante el período de la ocupación estadounidense), establece que solo los descendientes varones del emperador pueden subir al trono.
Actualmente solo hay tres personas que cumplan este requisito: su padre, de 56 años; su tío-abuelo el príncipe Hitachi, de 86 años y tercero en la línea sucesoria; y el propio Hisahito.
El emperador Naruhito tiene una única hija, Aiko, de 20 años, cuyos derechos sucesorios llegaron a debatirse antes del nacimiento de su primo. Con la llegada del príncipe las conversaciones sobre una reforma de la Ley de la Casa Imperial se dejaron de lado, aunque ahora se han retomado ante el problema sucesorio.
Las mujeres de la familia imperial japonesa dejan de ser miembros de la institución cuando contraen matrimonio con un hombre externo a la familia así como sus descendientes y esta es la única opción que tienen actualmente para casarse, dada la falta de candidatos.