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Ángel Ciro Guerrero, “el gocho” o “el gitano”, como se le conoce en el periodismo nacional desde hace ya cuarenta años, figura sin duda alguna, entre los comunicadores sociales venezolanos, que mayor historia escrita tiene. Afortunado, además, porque ha sido, en función profesional, de los más viajados. Su pasaporte tiene sellos con banderas de 53 países, desde las arenas ardientes de la República Árabe Saharaui Democrática –entre el Océano Atlántico, Marruecos, Argelia y Mauritania, en el Desierto del Sahara-, hasta las gélidas estepas rusas, pasando por cualquier rincón de Europa y África y de allí al Asia. Corresponsal también en el Norte, Centro y Sudamérica, vivió la guerra frontalmente en las calles, valles y montañas de El Salvador y entró con la guerrilla de Edén Pastora, ”el comandante Cero” a Managua, aunque después que las fuerzas comunistas de los Hermanos Ortega se apoderaron de toda Nicaragua. En Venezuela no hay lugar que Ángel Ciro no haya caminado acompañando como reportero en ocasiones y como jefe de prensa en otras a candidatos presidenciales, después convertidos en Jefes de Estado. Asesor de dirigentes que en tiempos ya idos ocuparon lugar preeminente, destacado por su sobriedad, honradez y entrega a la gestión democrática, Ángel Cirio Guerrero está igualmente considerado como uno de los mejores estrategas que en información electoral alguna vez haya intervenido, y con mucho éxito, en tan importantes menesteres.
Autor de varios libros, es poeta y ensayista, pero sobre todo reportero. De los que han dejado la oficina de director por la libertad que ofrece la calle. De los que también huelen la noticia, la buscan y la entregan convertida en instrumento informativo, con la valoración necesaria, con la verdad consustancial y, en especial, muy bien escrita. Es un cronista consumado, asimismo. Sus historias (crónicas menudas) por ejemplo de la otra Caracas, las del submundo miserable, la de la marginalidad, le valieron premios; y su búsqueda de sesenta días por el Cuyunì y el Roraima, allá abajo, en la poderosa frontera venezolana-brasileña, le convirtieron en el primero en denunciar, en la revista “Bohemia”, a los que entonces se denominaban “garimpeiros”, aquéllos que por ese tiempo, finales de los años setenta, comenzaban a horadar la tierra en busca del oro y del diamante con tanta saña, desesperación y anarquía que obligó al Estado a imponer mano dura.
También fue el primero en seguirles la pista al narcotráfico que, por las Bocas del Orinoco vía el Atlántico, trasegaba su carga maldita hacia Europa, denunciando en las páginas de las revista «Bohemia” “Momento” y el “Diario 2001”, el tráfico de drogas.
Fue quien enfrentó a Miguel Silvio Sanz, cuando el segundo al frente de la tenebrosa Seguridad Nacional de la dictadura perezjimenista, llegada la democracia y desde la Cárcel Modelo donde estaba preso, controlaba las primeras entregas de Heroína que se hicieran en Venezuela; denuncia que le valió amenazas a Ángel Ciro de prisión y de muerte. También obtuvo la primicia de conversar para prensa escrita con el general Marcos Pérez Jiménez, en Madrid y con Pedro Estrada en París, como le cupo en suerte ser el único periodista a quien el derrocado Sha de Persia, Mohamed Rehza Pahlevi, exiliado en Isla Contadora, Panamá, meses antes de morirse aquejado por el cáncer, le concedió una entrevista que le dio la vuelta al mundo.
Todo lo anterior, para presentar al amigo y al hermano, al colega y al compañero con quien compartimos años como reporteros que fuimos de los presidentes Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez y Luis Herrera Campins en los pasillos de Misia Jacinta, el Palacio de Miraflores. Ahora, ”nevegao” en Margarita, le encontramos por estas calles de Dios y le pedimos opinase, con la experiencia que le da el haber sido siempre un ciudadano honesto y un profesional de mucha ética y dignidad, sobre algunos asuntos de importancia regional y nacional.
De la interesante conversación, extractamos lo siguiente:
-A estas alturas, ¿en qué niveles sitúas el papel de la prensa frente a la escena política nacional?
-En primera línea, Coromoto. Muy respetable, el papel que semanarios como “Resistencia”, por ejemplo, desarrollaron junto a los diarios nacionales y de provincia, frente a la dictadura de Pérez Jiménez; periodistas y periódicos que, dando exacto cumplimiento a su papel de voceros e instrumentos del colectivo para la denuncia acertada. No soy de los que creen que los periodistas estamos para protagonizar sino para informar, pero a la hora de defender la libertad de prensa, nadie puede impedir que estemos de primeros en la vanguardia nacional que defiende, con igual pasión, la libertad de expresión que la de vivir en democracia.
-Dura crítica se le hizo a los medios por su accionar ante el gobierno del presidente Chávez. Incluso, se les llegó a acusar de convertirse en los verdaderos dirigentes de una oposición que no encontraba en los políticos el liderazgo necesario.
-No niego que, en ocasiones, muchos habrán podido observar quizás una postura parecida. Tampoco que la dirigencia haya estado del todo a la altura de su responsabilidad, porque privan las aspiraciones grupales y personales por encima de las colectivas. Pero confundir información con provocación no pasa de ser una especulación o, mejor dicho, una intención que busca envilecer la tarea mediática. A lo mejor lo que se pretende es que la masa, que ignora en gran modo lo que dentro del gobierno y de los partidos realmente sucede, culpe a los medios cuando a quien realmente debe reclamarle es a los partidos de la oposición y a los del bloque oficialista. Ambos, no debe negarse, cometieron errores en la concepción del modo de enfrentarse unos contra otros.
-Los medios, entonces, ¿quedan exentos de cualquier error cometido, es decir liberados de cualquier culpa?
-No en su totalidad, lo aclaro. Hay empresarios de la prensa que están muy firmes, claros y consustanciados con su papel. Son los que saben a ciencia cierta el grado de responsabilidad que desempeñan dentro de la sociedad civil y el proceso mismo de formación, defensa y fortaleza del Estado Democrático, que incluye el proceso económico y el desarrollo social. Pero debemos reconocer que igualmente existen aquéllos que no terminan de entender que vender noticias no los autoriza a buscar, por esa vía, la obtención de prebendas o de impartir directrices de orden político, pero sí interpretar y publicar recomendaciones.. Zapatero a sus zapatos, reza el refrán. Desde luego, el papel de los medios, indiscutible e irrechazable como argumento de peso, está más allá del bien y del mal. Diría que en el centro. Son y deben seguir siendo el fiel de la balanza. Ellos están para criticar lo malo y apoyar lo bueno. Forman al pueblo al informar. Ese es su deber, su principal tarea. Pero, reitero, cuando la libertad está siendo amenazada, la prensa, el periodista, el periodismo y el periódico, en fin los medios, tienen que estar de primero en la vanguardia. Ese es otro asunto, que también merece toda clase de respeto.
-Ahora fluye, con ayuda del Estado, la denominada prensa alternativa. Un tipo de prensa o de medio que antes nunca o muy poco se editaba, se apoyaba o se defendía o difundia.
-Lo cual me parece correcto y positivo, porque el Estado tiene, entre sus muchas obligaciones, la de apoyar una prensa libre. Lo malo estriba en que el Estado, como financista, pierda la brújula y llegue a considerarse dueño y señor de ese medio que sufraga. Lo peor consiste en que el Estado, porque paga, intente marcar la línea editorial y censurar lo que no le resulte conveniente. Pero lo aberrante radica en que editores o redactores de esa clase de prensa alternativa usen gríngolas para no ver hacia los lados o a todas partes donde se suceden cosas diametralmente opuestas a las que en sus páginas publican. Es decir, las que quiere que se impriman. Los que así actúan dejan de ser prensa alternativa para convertirse en prensa sometida y afirmativa de todo lo que haga, bueno, malo, regular o pésimo el gobernante de turno.
-Siempre se ha dicho, y a lo largo de mi actuación profesional, de tantos años, he practicado como principio, que el periodista, además de buen ciudadano, tiene que ser un servidor social.
-Cierto, Coromoto. Es una obligación que ninguno de nosotros debe dejar de lado. Por el contrario, asimilar, fomentar y en especial concretar. El ejercicio no nos concede licencia sino para prestar servicio a la comunidad. De otro modo, estaríamos contrariando la ética profesional y convirtiendo a la profesión en instrumento de beneficio personal. Quién use el carnet de periodista como revólver para el chantaje, el palangre, la amenaza o la denuncia cobarde, mentirosa e infame, flaco servicio le hace al Periodismo. Por esa clase de “periodista” es que, a veces, la libertad de expresión se convierte en presa fácil para que la intente suprimir cualquier aspirante a tirano.
-Ya quedamos pocos, y es natural, de los que hicimos periodismo de calle sin la ayuda tecnológica que hoy permite al periodista realizar un periodismo de avanzada.
-Porque los periodistas de estos tiempos han tenido la suerte de apoyarse, por ejemplo, en la computadora, en la Internet. Los que recorrimos las calles apoyados en la libreta y no en el grabador; y sí en la máquina de escribir, y no en el ordenador, desde luego que estamos en desventaja. Nos queda, y es cuestión que suscribimos con orgullo, el haber sobrevivido a tanto cambio, a tanta innovación y no habernos fosilizado. Desde luego, tenemos que felicitar a las muchachas y a los muchachos de estos tiempos de tanta ciencia y tecnología, por cierto cada día cambiante, lo cual alegra, y mucho, por estar haciendo un periodismo bueno. La diferencia, apuntaría con modestia y sinceridad, es que nosotros, los de antes, pusimos el alma buscando la noticia con extraordinario apasionamiento. Ahora, la noticia es tan fácil y tan disponible que la aventura hermosa del reportero no pasa de ser, para los que la vivimos, un grato recuerdo y para los que ahora la encuentran en la red, con la inmediatez que brinda el cada vez creciente avance tecnológico, quizás se limite a ser simple obligación. Sin embargo, yo me veo representado en estos jóvenes a los que no dejo de animar, aunque me llamen prehistórico. Vivo en ellos los tiempos pasados que, querido Coromoto, tú bien lo sabes, fueron tiempos hermosos y de enorme valía. Bueno, ahora como los elefantes, no nos queda más remedio que ir buscando dónde morir.
-Un “Navegao”, entonces, que debe quedarse en Margarita. ¿Con cuál propósito?
-Como otros muchos, ya con raíces muy profundas en esta Tierra de Gracia, llegué a la Isla para ayudar, en lo posible, a que el progreso aquí se asiente y definitivamente se anuncie a todo el mundo. Yo creo que nuestra tarea más inmediata, y es lo que estoy haciendo mientras sobreviva, consiste en recordar, en crónicas, la historia diaria que tanta gente buena, noble y muy respetada, todos maestros de altísima factura, como lo han sido sus historiadores, escritores, cronistas, periodistas, juglares y poetas, han publicado en su tiempo y que hoy está atesorada en bibliotecas, de verdad son muchas y siempre abiertas, lo cual no sucede con frecuencia en tierra firme. Cuando digo reescribir la historia me refiero a intentar que los periódicos, como ahora lo inicia “El Caribe Dominical”, abran sus páginas para que la gente lea a sus héroes de ayer y así entender la historia escrita y para saber por qué hemos llegado al país de hoy. Y entre los que protagonizan la historia de estos tiempos, está Morel Rodríguez Ávila a quien debe observarse con mucho detenimiento su tarea de gobierno, que tiene por objeto el recate total de Marchadita y Coche, lo que ya en Venezuela se conoce como “El Efecto Morel”. De eso nos ocupamos.
CoromotoÁlvarez
Esta entrevista me fue hecha, en 2005, por mi gran hermano y colega periodista Coromoto Álvarez, con quien compartí años de ejercicio como reportero en Caracas, siendo él reportero de “Últimas Noticias” y yo del recordado presidente Raúl Leoni, en el Palacio de Miraflores, entre 1964 y 1969. Décadas después estando en Margarita, donde dirigía “Diario “El Caribe”, me invitó a participar como Cronista en el Semanario “El Caribe Dominical”. Coromoto fue mi hermano y mi maestro también, uno de los periodistas baluarte del periodismo venezolano, de grata recordación nacional y un ciudadano de primera que con su pluma defendió a capa y espada la democracia en Venezuela. Vaya, mi respeto a toda su familia, y a Coromoto el gran abrazo en la distancia.
AngelCiroGuerrero