El papa Francisco pidió este jueves hacer de la Iglesia «un lugar cada vez más seguro para los menores y los adultos más frágiles» y reconoció que afrontar el desafío que supone «el escándalo de abusos» es «grande y complejo».
«Frente al escándalo de los abusos y al sufrimiento de las víctimas podríamos desanimarnos, porque el desafío de reconstruir el tejido de vidas rotas y de curar el dolor es grande y complejo», dijo en una audiencia con los miembros de la Pontificia Comisión para la Tutela de los menores.
El pontífice les pidió que se concentren «en ayudar a hacer de la Iglesia un lugar cada vez más seguro para los menores y los adultos más frágiles» para que la Iglesia «sea siempre y en todas partes un lugar donde cada uno pueda sentirse en casa y cada persona sea considerada sagrada».
La cercanía a las víctimas de abusos en el seno de la Iglesia «no es un concepto abstracto: es una realidad muy concreta, hecha de escucha, de intervenciones, de prevención, de ayuda», explicó.
«No podemos ayudar a otro a llevar sus cargas sin ponerlas sobre nuestros hombros, sin practicar la cercanía y la compasión», manifestó.
Por eso, les emplazó a «conocer directamente el impacto de los abusos» y que se dejen «sacudir por el sufrimiento de las víctimas, escuchando directamente su voz».
«La respuesta a los que han sufrido abusos nace de esta mirada del corazón, de esta cercanía. No debe suceder que estos hermanos y hermanas no sean acogidos y escuchados, porque esto puede agravar muchísimo su sufrimiento», sostuvo.
Francisco pidió además que «lo frutos» de la labor de esta comisión «se debería saber y ver el trabajo» que hacen «acompañando el ministerio de tutela de las Iglesias locales».
Notiespartano/EFE