Hay una determinante mayoría en nuestra población, que crece día a día, a despecho de una ínfima porción que desea el fracaso sin pensar que quien sufre es el pueblo al cual dicen defender.
El creciente apoyo se da sencillamente porque la gente que piensa, analiza y determina qué es lo bueno y qué lo malo para Nueva Esparta, tiene muy bien acendrado y por supuesto decidido una inamovible verdad.
Están seguros que la gestión de gobierno que adelanta Morel Rodríguez Ávila va por buen camino.
El rumbo trazado, con buena brújula que marca claramente dónde está el puerto, funciona y el capitán de la nave neoespartana también sabe, y no de ahora, sino desde hace muchos años, qué debe hacer y cómo hacerlo para cumplir felizmente la dura travesía.
No busca el aplauso, sino la satisfacción de ver realizado a un pueblo que confía en él y en la democracia que representa y pone a disposición de todos, asunto que le confiere una mayor responsabilidad que nunca ha desdeñado y, por el contrario, asume enteramente.
La confianza que le dispensa el insular, sin importar clase, credo o banderías políticas, está probada e igualmente aumenta día a día cuando constata realidades, las que precisamente molestan a quienes no terminan de entender que Morel es el verdadero líder de la democracia y un luchador social, cierto, veraz y eficiente; papel que, en todo caso, ninguno de los que ahora andan por allí regando denuestos, ha cumplido, porque no pueden, porque en ellos la envidia y el resentimiento van por encima de lo que pudiesen tener de dirigentes, que si a ver vamos es poco o casi nada.
La gestión de Morel prosigue y va, según los planes, adelantada. Tiene el respaldo del gobierno central, y no es mentira, porque lo saben hombre serio y admiten, sin cortapisas, que la tarea emprendida solo tiene un beneficiario, el propio pueblo.
Porque el gobernador fue claro el día que tomó posesión, cuando dijo venir a servir, no a ser servido y señaló que su único compromiso era con la gente y con Coche y Margarita, lo cual no quiere decir que deja fuera a los partidos políticos sino que, exigiendo a su gabinete, donde hay muchos representantes de las distintas organizaciones, trabajo y más trabajo, también los ayuda a demostrar que igualmente están consustanciados y comprometidos con el inmediato futuro de Nueva Esparta.
Sólo en este punto, vale decir que es un líder cierto y un maestro, que confía en su equipo; que es su obligación –y la acepta- enseñar, dirigir y mostrar la ruta. Una enseñanza afortunada para quien la recibe, la entiende y pone en práctica, muy distinta a la conducta asumida por los que actúan de modo contrario y creen, de verdad lo creen, y es lamentable esta actitud, que ofendiendo al adversario le restan importancia y lo bajan de nivel.
El pueblo, que ya los conoce, tengan o no poco tiempo en la Isla, sabe muy bien quién es quién.
Por eso crece la mayoría que, repetimos, tiene en Morel a un auténtico líder de la democracia neoespartana y uno de los políticos que en el país tiene muy limpia su imagen de dirigente.
Ahora como gobernador acomete una tarea extraordinaria, que todo el mundo sabe cumplirá, la de regresar a Nueva Esparta el progreso y desarrollo.
Tarea que está en marcha y que no la detendrán los propaladores de reconcomios; que no perdonan a los que, por trabajar duramente, son llamados a presidir las grandes transformaciones y que, por su conducta, rectitud, sapiencia y voluntad, el pueblo los tiene por sus principales líderes. Esa es la gigantesca diferencia.
ÁngelCiroGuerrero