El Ejército israelí se retiró hoy de la zona de Yabalia, en el norte de la Franja de Gaza, tras dar por concluida su operación militar en la localidad, que ha quedado prácticamente devastada.
Las fuerzas de Israel volvieron a operar en ese campamento de refugiados, uno de los bastiones de Hamás en Gaza, a comienzos de mayo, tras alertar de que los milicianos del grupo islamista se estaban reagrupando en la zona.
Mientras, en toda la Franja han muerto ya 36.284 personas y 82.057 han resultado heridas en ataques israelíes, la mayoría niños y mujeres, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad gazatí, controlado por Hamás.
Las autoridades sanitarias informaron hoy de «cinco masacres contra familias» tras los bombardeos israelíes de las últimas 24 horas, que dejaron 60 muertos y 280 heridos en el enclave palestino.
Se estima además que los cuerpos de unos 10.000 desaparecidos continúan enterrados bajo los escombros.
Después de casi tres semanas de ataques en Yabalia, el Ejército estima que ha matado a unos 600 combatientes. También ha destruido más de diez kilómetros de túneles y recuperado los cuerpos de siete rehenes israelíes en Gaza.
Mientras, la localidad ha quedado totalmente en ruinas, y apenas quedan estructuras en pie, según puede observarse en fotografías publicadas en los medios y en las redes sociales.
Una de estas fotografías, recogida por la Media Luna Roja Palestina, muestra una de las ambulancias del grupo destrozada en medio de una calle llena de escombros.
Se expanden los ataques en Rafah
Dos paramédicos de la misma organización murieron esta semana en un bombardeo israelí en Rafah, en el sur del enclave, donde las fuerzas israelíes continúan expandiendo sus operaciones hacia el centro de la urbe ante la desesperación de los civiles y de los grupos humanitarios que tratan de protegerlos.
«Este mes, alrededor de un millón de gazatíes fueron desplazados como ganado a un pequeño bloque de tierra con la falsa promesa de seguridad y ayuda humanitaria», dijo este viernes la directora de operaciones en Gaza del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), Suze van Meegen, sobre las órdenes de evacuación israelíes a la zona de Al Mawasi.
«La carnicería esta semana en Rafah demuestra que la seguridad es una falacia. La complicada carrera de obstáculos que estamos obligados a sortear para conseguir la ayuda más básica para la gente hace que la asistencia humanitaria también lo sea», lamentó la directora en un comunicado.
Van Meegen explicó que, incluso cuando algo de ayuda humanitaria logra cruzar las fronteras del enclave, muchas veces no les queda combustible para transportarla, o dinero para pagar los camiones, o la proximidad de los combates hace imposible usar las carreteras y acceder a los almacenes.
Desde que Israel comenzó su operación en Rafah, el paso fronterizo hacia Egipto, por el que cruzaba gran parte de la ayuda humanitaria hacia el sur del enclave, permanece cerrado, mientras que por el de Kerem Shalom, también en el sur, solo pasa ayuda de forma esporádica.
La situación, junto a la proximidad de los combates y la escasez de suministros, ha obligado a cerrar hospitales y clínicas, y solo permanece operativo en el sur parte del hospital Emiratí de Maternidad en el barrio de Tal al Sultan, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El Ejército israelí confirmó este viernes, por primera vez, que está operando en el centro de Rafah, horas después de anunciar la muerte de dos de sus soldados en combates en el norte y sur de la Franja.
En un comunicado, las fuerzas armadas dijeron que «las tropas en el centro de Rafah localizaron lanzacohetes de Hamás, bocas de túneles terroristas y armas», y que desmantelaron un centro de almacenamiento en la zona.
El martes, los tanques israelíes alcanzaron el centro de la urbe, de donde ya se han visto obligadas a huir más de un millón de personas, pero el Ejército no había confirmado hasta ahora haber llegado tan lejos.
Notiespartano/efe