El agua en la mejor bebida natural en todas las etapas de la vida, y siempre debe ser la primera opción frente a zumos y refrescos.
Aunque generalmente los pediatras recomiendan que durante la lactancia exclusiva no se les dé de beber agua a los bebés, una vez comienzan con la alimentación complementaria, es indispensable enseñarles a consumir este, el vital líquido.
La mejor bebida, el agua
Está considerada la bebida más saludable del mundo porque nos ayuda a mantenernos hidratados y saludables. Además, un recurso mundial esencial en la supervivencia de los seres vivos.
Es indispensable en la alimentación de todos los seres humanos, sin importar la edad que tengan. Este es un alimento básico y esencial, y aunque no aporta energía ni vitaminas, es necesaria por sí misma.
Totalmente sana
Se puede beber agua con las comidas, fuera de ellas, en el recreo, cuando entrenamos, se tiene sed, se tiene fiebre o se está resfriado, por ejemplo.
En conclusión, en la infancia, la edad adulta y la vejez, esta bebida siempre será la mejor opción a consumir, pues como señalamos, calma la sed y nos mantiene hidratados.
Incluir el agua en la dieta
Si tu hijo aún es un bebé, la leche materna le aporta la suficiente agua por lo que no será necesario darle a beber más.
No obstante, si le das fórmula, trata siempre de darle a beber un poco más de agua, preferiblemente con un vasito y no con tetero.
Pero si el niño ya es mayorcito debes enseñarle a beber agua y a que siempre prefiera esta bebida sobre cualquier otra, ya que tiene funciones de vital importancia en el organismo.
Beber agua favorece la concentración y el rendimiento cerebral, ayuda a regular la temperatura corporal, transporta nutrientes hasta las células y ayuda a la digestión de los alimentos.
Por otra parte, debes tomar en cuenta que el agua constituye más de la mitad del peso del niño, se estima que el 80% de su peso es agua; por lo que es necesario asegurarse que permanezcan perfectamente hidratados.
Una buena hidratación es clave para que su cuerpo y mente funcionen a plena capacidad.
Error
No beber agua o sustituirlo por otras bebidas es un error que se debe evitar pues, esto puede pasarle factura al infante. Por ejemplo, un niño que no bebe agua estará distraído, irritable, cansado, apático, y hasta deshidratado.
Este último aspecto es bastante delicado porque pone en riesgo la vida y salud de los más pequeños de la casa.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cantidad de agua necesaria que debe beber un niño a lo largo de su vida va variando, según van creciendo.
Desde que cumplen un año hasta los 10, se recomienda que beban un litro y medio al día. A partir de los 11 años, debe aumentar a dos litros al día.
Notiespartano/2001