Sí, el gran estratega, que pelea a muerte los méritos de serlo en el oficialismo ante su acérrimo enemigo, el psiquiatra de la asamblea, está colaborando, y mucho, con el seguro vencedor del 28-J, Edmundo González Urrutia. El asunto no es paja mi menos noticia incierta. Es la puritica verdad.
Se va comprobando, pueblo a pueblo, donde el hombre de palabrería tan hueca como escatológicamente ofensiva, persigue a la líder María Corina Machado, que no le da tregua alguna.
Por el contrario, le marca la ruta al ya sin brújula, sin apoyos y, visto está, relegado por su “hermano del alma”, a lugares tercerones en la alta jefatura de la campaña por la reelección.
Algo le pasa al hombre del mazo de cartón que, esta vez, la última, dice estar trabajando a favor de su jefe, lo que no parece. Más bien actúa a favor de la oposición realmente democrática, en un giro que a nadie sorprende, adelantando una estrategia que, sin mentira alguna, aunque le duela aceptarlo, cuadruplica el altísimo porcentaje que tienen en las encuestas tanto María Corina, la líder, como Edmundo González Urrutia, el candidato.
Por su inteligente estrategia, Diosdado no está recibiendo aplausos sino el más gigantesco de los rechazos que en todas partes le manifiesta el pueblo, que no le quieren y menos a su abanderado, lo que evidencia el NO rotundo de los venezolanos hacia las aspiraciones de Nicolás de seguir apechugado, junto a Cilia, en las alturas del poder.
Diosdado, que usa y abusa de todos los recursos públicos para imponer sus instrucciones a los escuálidos chavistas que -firme aquí para saber si estás o no con nosotros- se ven forzosamente alegres durante las largas y tediosas horas de trasmisión de su programa, repartiendo a diestra y siniestra sus mazazos, por el canal estatal, que antes era de los venezolanos y desde hace 25 años es solo tribuna del Psuv.
El del Furrial resulta ahora el mejor de los ayudantes del nacido en La Victoria que la oposición democrática tiene para crecer, como de verdad está creciendo, en multitudes por toda Venezuela.
No sucede así en las desinfladas demostraciones de gente que muestran los videos y las fotografías de los actos en los cuales el que busca la reelección, cual ánima sola, lleva a cabo.
Diosdado tampoco logra impresionar con sus esmirriados mítines portátiles, tratando de reunir gente para llenar cuadra y media, a veces dos. Esto sucede porque en el campamento rojo, lo que reina es la confusión y también la rabia mezclada con miedo. Mientras, en el campo abierto de la campaña seria, responsable y venezolanista de los demócratas, sucede exactamente lo contrario: la avalancha humana, cada vez creciente, avanza libre hacia el final, que serán las elecciones del 28-J.
Maduro y su carnal Diosdado lo que reciben es el reclamo de la gente gritándoles que no hay agua, que no hay luz, que no hay gas, que no hay paz ni menos libertad.
Cuatro o seis carros, y algunos motorizados a los que se les pagó la gasolina, porque la mayoría de ellos llenaron el tanque y se fueron detrás de María Corina, y los pobres escoltas, cuidando su quince y último, adelante, a los lados y atrás del jeep rojo desde donde, sordo ante los gritos, saluda el rey que va desnudo.
La marcada diferencia es gigantesca. Millones la aprecian en las redes, porque periódicos no hay, están prohibidos, pues al régimen no les gusta la prensa libre.
Es tan significativa que el observarla ya demuestra quién ganará, amén de que todos los estudios de opinión, incluyendo los que el régimen contrata, lo corroboran sin ninguna clase de disimulo.
La calle habla, y con mucha fuerza. Esa es la mejor de las encuestas. Ver cómo a Marcia Corina la abraza una madre y le agradece porque pronto regresará su hijo de cualquier parte del mundo; y una joven que llora de emoción y le confiesa que en la líder tiene puesta mucha fe, toda la fe del mundo, porque sabe que a Venezuela llegará de nuevo la democracia.
Y no hay quien, honestamente, no elogie el mensaje de Edmundo González Urrutia en su primer mitin en La Victoria, llamando a enarbolar banderas de entendimiento, de reconciliación, de concentrar esfuerzos para empezar cuanto antes la urgente reconstrucción de una nueva república.
Pues bien, Diosdado, a quien todos creemos el más villano de los jefes del chavismo, resulta que en esta campaña, la última en la que participa, porque ya no podrá hacerlo, ni siquiera para resucitar su revolución, pues a Venezuela está llegando, para quedarse definitivamente, la paz, la libertad, la democracia, el buen gobierno y la felicidad para todos los venezolanos, está super activo.
Decidió presentarse en los sitios donde María Corina ya marcó agenda. Donde le esperan, a la orilla de la carretera, a la entrada de cada pueblo y de allí hasta el mitin, que se desparrama por las calles, miles de venezolanos para decirle, ya sin miedo, que están con ella porque ella y Edmundo representan la paz, la libertad, el progreso y desarrollo cuyo pronto regreso al país todos anhelan.
Y digo todos porque se sabe, cada día se comprueba, entre esas multitudes está el pueblo democrático, el pueblo chavista, el pueblo independiente, en fin, el pueblo, unido, para testimoniar que son más los buenos y cada vez menos los malos, porque como dice María Corina, lo que está sucediéndose es la gran batalla del bien contra el mal. De todas, todas muy cierto.
La inteligente estrategia de Diosdado, que toda Venezuela le agradece, estriba en organizar sus mítines con gente transportada de distintas partes que, si bien lucen franelas alusivas a Maduro, sin embargo, en sus rostros se ve la obligación, y se siente la tristeza de estar en el lugar equivocado, porque donde quieren participar es en el mitin de al lado, el de María Corina, que sí le roncan los motores.
Esa es la verdad. Irrebatible, certera, demoledora. Quien lo desmienta es de los que, además de intentar tapar la luz del sol con un dedo, son los que aún creen que la revolución ganará las elecciones.
AngelCiroGuerrero