Un grupo de científicos de la Universidad de Stanford ha creado una piel artificial con silicona y polipropilenglicol que se estira como la piel humana y no se desgarra. Además, puede cicatrizar si se daña.
Según el equipo de investigadores, con esta piel se podrían crear «robots blandos reconfigurables capaces de cambiar de forma y detectar su deformación a demanda». La cicatrización tarda en producirse 24 horas y se logra gracias a las propiedades magnéticas de sus componentes.
Cuando los polímeros que conforman la piel se calientan, se vuelven más blandos y fluyen, solidificándose al enfriarse. Tal y como apuntan los investigadores, si la temperatura de calentamiento es de 158 grados Fahrenheit, la autoalineación y la cicatrización se producen en unas 24 horas.